Dos días después de haber cumplido 20 años, la letona Jelena Ostapenko, 47 del mundo, impuso su ley en Roland Garros tras acabar a base de raquetazos ganadores en la final a la rumana Simona Halep, a quien acabó derrotando por 4-6, 6-4 y 6-3 en casi dos horas de tenis.
La tenista, que desde hace unos meses trata de templar su temperamento de fuego con los sabios consejos de la española Anabel Medina, había eclipsado ya el cuadro femenino y acabó por someterlo al derrotar a Halep, que jugaba su segunda final en París, tras haber perdido la de 2014 contra la rusa Maria Sharapova, y que aspiraba a convertirse en la primera rumana en conquistar el número 1 del mundo. «No puedo creer ser campeona de Roland Garros con tan solo 20 años, es algo excepcional. Estoy viviendo un sueño», dijo la tenista.
Con este triunfo, Ostapenko abre su palmarés, vacío de todo torneo hasta ahora, por lo que sigue la vía del brasileño Gustavo Kuerten, el último tenista en ganar en Roland Garros el primer torneo de su carrera, algo que hizo el 8 de junio de 1997, el día que nació Jelena en Riga. En el cuadro femenino, la última tenista en haber ganado su primer título en un Grand Slam fue la estadounidense Barbara Jordan, que venció en el Abierto de Australia de 1979.
Ostapenko ha impuesto en el torneo el fuego de sus derechazos, con una velocidad media superior a la del británico Andy Murray, número 1 del mundo. Una metralleta en la pista en busca permanente de los golpes ganadores, lo que ha convertido a cada uno de sus partidos en una montaña rusa de emociones incontrolables. La letona ha remontado un set en contra en cuatro de los siete partidos que le han llevado a conquistar la Copa Suzanne Lenglen, incluida la final contra Halep. Una muestra de su carácter de guerrillera, que también aparece en las estadísticas: 308 golpes ganadores en la quincena, 54 de ellos en la final. La otra cara de la moneda es que, cuando vives al borde del precipicio, hay veces que caes del lado malo, como muestran sus 54 errores no forzados.
Halep, que perseguía también su primer Grand Slam, no podo domesticar a la bestia. La ganadora de Madrid y finalista de Roma, que llegaba como la mejor del año en tierra batida, logró controlar el furor de Ostapenko durante la primera manga. Incluso tuvo tres bolas para ponerse 4-0 en la segunda y tuvo su saque en el tercero para ponerse 4-1.