La final que no quería Mats Wilander. Contra todo pronóstico,Rafa Nadal y Roger Federer se jugarán este domingo (9.30, hora peninsular española) el primer título de Grand Slam de la temporada en la final del Abierto de Australia que les medirá en el Rod Laver Arena.
Será el duelo número 35 entre ambos, con un balance por ahora de 23 victorias para el manacorense y 11 para el suizo.
"Sería genial verles en nueva final, pero sería bonito también ver a John Lennon y a Elvis Presley cantar de nuevo juntos y ya no se puede. Por eso digo que sería genial ver caras nuevas", dijo Wilander esta semana. "Si llegan a una final será divertido, pero al mismo tiempo ya he visto grandes finales entre ellos y no tengo que ver otra más necesariamente. No, de verdad, no tengo que ver otra, de ninguna forma. Necesitamos caras nuevas", añadió el extenista sueco, ganador de siete grandes en su carrera a nivel individual.
La de este domingo será la novena final de Grand Slam entre Nadal y Federer. En las ocho anteriores, el triunfo fue para el balear en seis ocasiones (Roland Garros 2006, 2007, 2008 y 2011, Wimbledon 2008 y Abierto de Australia 2009), mientras que el helvético se apuntó las otras dos (Wimbledon 2006 y 2007).
"Es algo muy especial para los dos", decía Nadal el viernes, minutos después de haber superado en una épica semifinal al búlgaro Grigor Dimitrov, acerca del inminente duelo contra Roger Federer. "Espero recuperarme bien, eso lo primero", apuntó un Rafa que necesitó casi cinco horas de partido para superar a Dimitrov (6-3, 5-7, 7-6 (5) 6-7 (4) y 6-4).
"Para mí es un privilegio y para los dos es muy especial competir de nuevo en una final, después de haber atravesado ambos muchos problemas", señaló Nadal, ganador de 14 títulos de Grand Slam en su carrera. "Él estuvo en la apertura de mi academia en Mallorca y le doy las gracias por ello. Hemos tenido lesiones, él en la rodilla y yo en la muñeca", recordó Nadal en la pista Rod Laver Arena. "He trabajado mucho en casa y nunca soñé estar en la final del Abierto de Australia en el segundo torneo en el que compito, estoy muy feliz", reiteró el español, que aguarda impaciente el duelo ante un Federer que atesora 17 grandes en su palmarés.
Más contundentes aún fueron las declaraciones de Roger un día antes, minutos después de haber derrotado a su compatriota Stan Wawrinka en la primera semifinal. "Hace unos meses, Nadal y yo estábamos para jugar partidos benéficos", decía el Expreso de Basilea, sin conocer aún que el tenista de Manacor iba a ser su rival en la final de Australia. "Me siento increíble. Ni en mis mejores sueños me imaginé llegar tan lejos en Australia", aseguró un Federer que, al igual que Nadal frente a Dimitrov, también necesitó las cinco mangas para vencer al actual número cuatro del mundo (7-5, 6-3, 1-6, 4-6 y 6-3).
Antes de la disputa de la final, Nadal y Federer ya se habían asegurado mejorar sus puestos en el ranking mundial ATP.
El de Manacor, que partía noveno en Melbourne, ha mejorado mucho su resultado respecto a 2016, edición en la que sumó sólo 10 puntos al ser derrotado en primera ronda por Fernando Verdasco. Este año, como finalista, tiene asegurados 1.200 puntos, con los que sube seguro a la sexta plaza, pero en caso de derrotar a Federer sumaría otros 800 más —se entregan 2.000 al campeón—, lo que le permitiría auparse al cuarto puesto, superando así a Wawrinka y Kei Nishikori.
Federer, por su parte, ha empezado a ganar puntos llegando a la final, porque defendía los 720 de la semifinal del año pasado —cayó frente al entonces número uno mundial, Novak Djokovic, en cuatro sets—. Decimoséptimo de inicio, el tenista helvético por ahora ha sellado la decimocuarta posición, aunque regresará al top 10 —sería décimo— si consigue derrotar a Nadal y conquistar el trofeo.