Las reglas de los torneos de Grand Slam son inamovibles. Este jueves, durante la disputa del partido de cuartos de final de Roland Garros que enfrentaba a Novak Djokovic y Thomas Berdych, hemos contemplado un hecho inusual.
Se disputaba la tercera manga -el tenista serbio se apuntó los dos primeros sets (6-3 y 7-5)- cuando tras ganar un punto el tenista checo por un fallo de Nole, el serbio, furioso, iba a golpear su raqueta contra el suelo de la pista de polvo de ladrillo.
¡De la que se libró Djokovic! Se le escapó la raqueta y a punto estuvo de ser descalificado #RG16 https://t.co/AG41srFzM0
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) 2 de junio de 2016
De repente, la raqueta de Djokovic salía disparada hacía atrás y estaba en un tris de golpear a un juez de línea. De haberse producido el impacto, hubiéramos asistido a una situación surrealista. Novak tendría que ser automáticamente descalificado -así lo reflejan las reglas del torneo de polvo de ladrillo más importante del mundo, independientemente de que la acción se produzca de manera involuntaria-, diciendo adiós a su sueño de ganar por primera vez Roland Garros, el único Grand Slam que le falta en sus vitrinas.
Tras el susto, Djokovic se reponía y terminaba con la resistencia de Berdych (6-3, 7-5 y 6-3) para colarse en sus octavas semifinales del torneo parisino.