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Tenistas con un año de gloria que luego quedan olvidados

Wimbledon es proclive a las sorpresas todos los años. Aquí algunos de esos tenistas que llegaron pero no se mantuvieron

Wimbledon es proclive a las sorpresas todos los años. Aquí algunos de esos tenistas que llegaron pero no se mantuvieron
Gasquet, Soderling, Nalbandian y Michael Stich, flor de un día. | LD

Mediodía del viernes 10 de julio. Londres. Richard Gasquet acabó agotado, rendido ante el poderío de Djokovic. El francés se encontraba por tercera vez en unas semifinales de Gran Slam (antes Wimbledon 2007 y Us Open 2013) pero no pudo hacer nada, no tuvo opción, cedió ante el reinado del serbio.

En la rueda de prensa reconoció la victoria de su rival, al mismo tiempo que alabó su propio torneo. Algo que le hubiera parecido un poco prepotente a cualquiera pero es que el camino en Wimbledon que ha recorrido Gasquet es meritorio. Venció en cuartos a uno de los favoritos, ganador en París, Stan Wawrinka. Era hora de recordarlo.

Gasquet se ha metido en semifinales como antes hicieron otros que se colaron en las últimas rondas sin esperarlo. Wimbledon es un torneo hecho para sorpresas. En la década del 2000 el argentino David Nalbandián (2002) y el australiano Mark Philipoussis (2003) llegaron a sendas finales, perdidas ante Hewitt y Federer respectivamente.

Wimbledon da para más. En la década de los 90, una de las finales de Gran Slam más extraña jamás vivida, Krajicek (ganador) ante Malivai Washington (nunca más tan cerca de la gloria). En 1991 la aparición de Michael Stich, ganador y en 1997 la de Cedric Pioline, destrozado por Sampras en la final.

Antes recuerdos efímeros de Wimbledon en los 80. Pat Cash, ganador en 1987 y Kevin Curren, perdedor ante un Boris Becker de 19 años en 1985. Chris Lewis, subcampeón ante el poderío de McEnroe en 1983. Por no decir Roscoe Tunner, que cedió ante el monstruo Bjorn Borg en 1979.

Fuera de Londres también hay casos de tenistas que se evaporaron después de llegar a semifinales o final. El caso de Robin Soderling que perdió dos Roland Garros seguidos ante Federer y Rafa Nadal, al que había ganado en 2009 en la única derrota de nuestro tenista en la tierra de Paris en diez años hasta que se produjo la de este año ante Djokovic. Tras esos años victoriosos, contrajo una mononucleosis y le costó volver al circuito. O Martin Verkerk, el holandés que le disputó a Ferrero la final de 2003 en la capital francesa.

Tenistas que llegaron, tocaron la gloria, algunos la consiguieron, otros no, pero todos desaparecieron y no volvieron a sacar la cabeza. No consiguieron mantener la regularidad. Cosas del deporte.

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