Nunca es fácil jugar una final. Por ello, llegar hasta la última ronda de un torneo de tenis y conseguir levantar el trofeo de campeón es algo que está al alcance de unos pocos. Sólo los mejores salen ganadores de los grandes torneos. Sin embargo, hay uno que tiene mucha clase con la raqueta, que ha llegado a esa última ronda, pero que nunca se ha despedido de un torneo con una sonrisa. Se trata del francés Julien Benneteau, de 32 años, y que ha jugado diez finales... y las diez las ha perdido.
Ante rivales de un nivel superior, parejo o inferior. Pero siempre le ocurre algo. Su juego, su bloqueo mental, incluso la mala suerte. Algo que le hace tener el curioso récord de ser el único tenista que ha jugado diez finales y no ha ganado ninguna. Otros como Jimmy Connors o Nicolas Kiefer jugaron once y diez finales consecutivas sin ganar, respectivamente, aunque antes habían conseguido inaugurar su palmarés.
Benneteau, en individuales, todavía no. En dobles sí que lo ha hecho, en ocasiones junto a su compatriota Michael Llodrá, quién precisamente le venció en una de esas finales.
Siempre en alguna final desde el 2008
La primera que disputó fue en el año 2008. Ese año jugó dos: en Casablanca en tierra batida y en Lyon en moqueta, ante el francés Gilles Simon y el sueco Robin Soderling, respectivamente. Al curso siguiente, en 2009, en Kitzbuhel, también sobre tierra batida, llegó la tercera derrota. En esta ocasión a manos del español Guilermo García-López.
Pero aquí no acaba la cosa. Desde ese 2008 hasta el pasado fin de semana, Benneteau ha disputado al menos una final de un torneo. Así ocurrió en 2010, en Marsella (pista dura), cuando fue batido por su propio compañero de dobles, Michael Llodra. Y al año siguiente, fue el gigante estadounidense John Isner quien le apeó del título, esta vez en Winston Salem, de nuevo en pista dura.
Tres finales consecutivas en Kuala Lumpur
Ya llevaba cinco derrotas. Y todavía quedarían otras cinco. La maldición no parecía tanto, pero Benneteau ya se encontraba incómodo jugando finales. En 2012, año en el que fue bronce en dobles en los Juegos Olímpicos de Londres, cayó en Sydney y en Kuala Lumpur. Y esta última tiene miga, pues allí ha jugado la final los últimos tres años, con el resultado ya conocido. En Australia perdió ante el finlandés Nieminen, mientras que en Malasia lo hizo ante el argentino Juan Mónaco. En ambos torneos, la superficie volvió a ser dura. El auténtico muro del tenista de Bourg-en-Bresse.
Para 2013, en Rotterdam (dura), se encontró con Del Potro. Y cuando parecía que por fin alzaría los brazos e inauguraría su palmarés en solitario, se estrelló contra el semidesconocido Joao Sousa. El portugués le doblegó en Kuala Lumpur, sumando así Benneteau su novena derrota consecutiva.
Pero este año volvió al lugar del delito. Tras caer con Mónaco y Sousa, su rival en la ciudad malaya fue el japonés Kei Nishikori, actual número seis del mundo, y que ganó el partido por 7-6 y 6-4. Décima derrota de Julien Benneteau en otras tantas finales.
En dobles sí sabe ganar
Eso sí, no todo es amargura para el galo. En su haber tiene que ha conquistado diez torneos de dobles, incluyendo el pasado junio el torneo parisino de Roland Garros ante la pareja española formada por Marcel Granollers y Marc López.
En dobles sí sabe vencer. Pero en individuales aparece como el rival idóneo para sumar una victoria. Benneteau lo hace todo bien, menos el último partido. Una curiosa maldición, un extraño récord.