El verano de 2013 supuso para Rafa Nadal el inicio de una temporada que él mismo calificó como la mejor de su vida. Venía de haber tocado fondo con sus problemas de rodilla en Wimbledon y había estado en el dique seco un mes y medio. Nadal regresó a la competición para afrontar el circuito americano, donde la pista dura se había convertido un reto para él, que había perdido la confianza demostrada sobre la tierra batida.
Sin embargo, las sensaciones no pudieron ser mejores y el balear ganó con claridad los Másters 1000 de Montreal y Cincinnati e inició el camino para regresar al número uno. El US Open confirmó que el mejor Nadal estaba de vuelta con una espectacular victoria en la final ante el serbio Novak Djokovic. La consecución de la primera plaza del ránking volvió a colocar al español como el tenista más en forma del mundo, algo que ha conseguido prolongar hasta las últimas fechas.
Un año después de aquel espectacular regreso a la competición, Nadal vuleve a vivir el calvario de las lesiones. Una lesión en la muñeca derecha ha frenado su participación en el circuito americano que le hacen perder 4.000 puntos y dar prácticamente por perdida la posibilidad de recuperar el número uno.
El tenista español se ausentó de los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati, en los que defendía el título, por lo que perdió 2.000 puntos. Tras anunciar que no estará en el US Open, el octavo Grand Slam al que renuncia por problemas físicos, perderá la opción defender el título de campeón en Nueva York y se escaparán otros 2.000 puntos, que hacen incluso peligrar el segundo puesto del ránking en favor de Roger Federer.
El peor verano de Rafa Nadal le condena a renunciar al primer puesto del ránking, a la espera de que su muñeca pueda responder en Pekín, Shanghái, Basilea, París-Bercy y la Copa de Maestros, que pone fin a una temporada en la que los problemas físicos han vuelto a castigarle.