La checa Petra Kvitova, de 24 años, conquistó este sábado su segundo título de Wimbledon al arrollar en la final a la canadiense Eugénie Bouchard, de 20, por 6-3 y 6-0, en 55 minutos.
La campeona en el All England Club en 2011, que alcanzará el cuarto puesto del ranking en su próxima actualización, hizo valer su superioridad al servicio y desquició al resto a la joven canadiense.
Kvitova era la única de las dos rivales que ya había estado en un partido de este nivel, si bien no había vuelto a pisar la última ronda de un Grand Slam desde que se coronó en Londres hace tres años, en una final ante la rusa Maria Sharapova. La canadiense, por su parte, no ha llegado a disputar los cuatro grandes torneos en una misma temporada antes de plantarse en su primera final.
La canadiense se anotó el primer juego al saque en apenas dos minutos y mantuvo la calma cuando su rival comenzó a enviarle primeros servicios a 180 kilómetros por hora.
Los problemas comenzaron para la joven de Montreal cuando Kvitova se impuso al resto en el tercer juego. Bouchard forzó en dos ocasiones la igualdad en el siguiente, pero Kvitova acabó imponiéndose al servicio y adquirió una ventaja que resultó insalvable.
Ambas tenistas luchaban esta tarde contra el viento que soplaba en la pista central, descubierta apenas unos minutos antes del comienzo del partido a pesar de los nubarrones que presidían el cielo al suroeste de la capital británica.
En esas condiciones, la checa hizo valer su mayor experiencia para colocarse con ventaja de 5-2 al servicio, momento que aprovechó Bouchard para dar un golpe de efecto -el último que daría en el duelo- y forzar un nuevo juego en el que, finalmente, cedió por tercera vez su servicio y dejó ir su primer parcial en el torneo.
El segundo set fue un suplicio para la canadiense, que se colocó con una desventaja de 0-3 en apenas diez minutos. Bouchard, derrumbada, bajaba la cabeza cada vez que veía pasar de largo una de las bolas cruzadas que le llegaban del otro lado de la pista, donde Kvitova se presentaba inspirada y segura de su juego.
En un segundo set inusualmente rápido, de tan solo 23 minutos, la checa cerró la final y, entre lágrimas, subió a las gradas para celebrar con su familia y su equipo técnico el segundo título de Grand Slam de su carrera.