El español David Ferrer reaccionó y tuvo que luchar a fondo para vencer a su compatriota Albert Ramos, por 7-6 (6), 5-7 y 6-3 en casi tres horas, para acceder a los octavos de final del Masters 1000 de Madrid.
Con esta victoria, Ferrer logró la 571 de su carrera, e igualó con el sueco Mats Wilander. Ya en octavos, el jugador de Jávea se enfrentará con el ganador del duelo que este miércoles enfrentará al estadounidense John Isner con el australiano Marinko Matosevic.
En la batalla psicológica que disputaron Ferrer y Ramos triunfó la seguridad del alicantino, mucho más calmado que su rival. "He tenido ciertas dudas", admitió el de Jávea todavía en pista, "ha sido un encuentro muy irregular y al final he podido jugar más ofensivo y llevarme el partido".
"La primera ronda de Madrid nunca es fácil, hay altitud, y yo tengo que mejorar mi tenis y soy consciente de ello", ha añadido el número cinco del mundo, que prefiere a Matosevic en la siguiente ronda en vez de a un Isner que "saca muy duro".
Brillante remontada de Bautista
En el duelo fratricida español de la jornada, Roberto Bautista doblegaba a Fernando Verdasco, por 2-6, 7-6 (4) y 6-1, en un choque marcado por la reacción del castellonense que, pese a la pérdida de la primera manga, logró certificar su presencia en octavos de final.
Bautista se medirá ahora con el vencedor del duelo entre el francés Gilles Simon y el polaco Lukasz Kubot, sustituto del suizo Roger Federer en el cuadro principal.
Por su parte, Nico Almagro ha superado al kazako Andrey Golubev por un ajustado 6-3, 6-7 (9) y 7-6 (4) en la primera ronda del Masters 1000 de Madrid y se citó con el británico Andy Murray, séptimo favorito.
Golubev salvó cuatro bolas de partido, antes de ceder ante el jugador murciano, que compite en este torneo con problemas en uno de los talones. Almagro necesitó dos horas y 31 minutos para salvar su primer escollo.
La participación española de la jornada se cerraba con Guillermo García López, que ha caído por 6-3 y 6-1 ante Kei Nishikori, flamante campeón del Trofeo Godó, tras un partido prácticamente impecable del japonés.