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Ferrer pierde una extraña y agónica final ante Murray

El alicantino ha caído en el tie-break del tercer set, en una final marcada por los errores y en la que llegó a tener una bola de partido.

El británico Andy Murray salvó un punto de partido y se hizo por segunda vez con título en el Masters 1000 de Miami al vencer en la final al español David Ferrer por 2-6, 6-4 y 7-6 (1), victoria que le proporcionará aparecer este lunes como número del mundo en detrimento del suizo Roger Federer.

En un partido plagado de errores y con 15 roturas, siete de ellas en el tercer parcial, donde Ferrer tuvo que ser atendido tres veces por calambres, el británico conquistó el segundo título del año (Brisbane) y el 26 de su carrera. Ferrer dispuso de un punto de partido en el duodécimo juego del tercer set, cuando detuvo el juego y pidió revisión del Ojo de Halcón en una bola del británico a la línea de fondo. Murray ganó el partido en dos horas y 45 minutos para impedir que Ferrer se convirtiera en el primer español en ganar en este Masters 1000.

El denominado quinto Grand Slam continúa inasequible para el tenis español que lleva ya seis finales en busca de este trofeo sin éxito. "Ahora estoy un poco triste pero Murray también se lo ha merecido", dijo Ferrer en la entrega de trofeos al referirse al punto que pudo cambiar el partido, y con el que pudo acabar su mala racha en finales contra jugadores situados entre los cinco primeros del mundo, 0-13 ahora.

Esa victoria coloca a Murray en el segundo puesto de la lista mundial de mañana lunes, solo adelantado por el serbio Novak Djokovic y seguido por el suizo Roger Federer y el propio Ferrer que recupera el cuarto puesto, por delante de su compatriota Rafael Nadal.

Muchos errores

El partido comenzó claramente de cara para el español que tras salvar dos puntos de rotura en el primer juego se colocó con ventaja de 5-0. Murray, fuera de la pista, cometió 19 errores no forzados pare entregar este parcial.

Los mismos 19 fallos de Ferrer en el segundo sentenciaron el segundo acto para el británico, que a pesar de sus dobles faltas (siete durante todo el encuentro) logró apuntárselo.

El tercero fue una constante ruleta rusa, con seis roturas consecutivas y varios puntos disputados hasta la extenuación, uno de ellos con 29 intercambios. El físico de Ferrer, que casi siempre le ha dado una privilegiada dominio ante sus rivales en aquellos partidos que se alargan, le pasó factura esta vez. Murray sacó provecho de esa resurrección y tuvo la serenidad y la experiencia para materializar una victoria que le otorgó un cheque por 719.160 dólares.

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