El español Rafael Nadal, con algunos destellos de su mejor juego, ha vuelto a saborear el éxito con su victoria en la final del Abierto de Brasil ante el argentino David Nalbandian por 6-2 y 6-3.
"Espero que esto sea el inicio de un buen comienzo", declaró el mallorquín tras recibir un trofeo que coronó "una semana muy bonita" y que dedicó a las personas que le han acompañado en "estos tiempos complicados", entre quien estaba su padre, Sebastián Nadal, quien no logró contener unas lágrimas tras el triunfo.
Nadal no ganaba un título desde junio pasado, cuando alzó a los 26 años su séptimo trofeo de Roland Garros e hizo historia en el torneo francés. Según comentó, el escenario del tenis mundial es actualmente "el mismo" que cuando se vio obligado a parar, en junio pasado, aunque apuntó que ahora está faltando él. Aclaró, sin embargo, que ahora mismo pensar en que puede volver a ser el número uno del mundo, como lo fue durante 102 semanas hasta el 6 de junio de 2011, "no es un objetivo real".
Su meta inmediata, según explicó en Sao Paulo, es "poder entrenar y competir sin limitaciones", pues eso es lo que le hace "realmente feliz". La victoria frente a Nalbandian, quien, aunque hoy se sitúa en el puesto 93 de las listas de la ATP es un tenista experimentado que estuvo en el "top ten" entre 2003 y 2007, demuestra que ha comenzado el camino de retorno a su mejor nivel.
Todavía tendrá que probarse contra los grandes del momento, como Djokovic, Federer, Murray y Ferrer, pero Rafael Nadal ha empezado a volver.