El serbio Novak Djokovic, defensor del título, escapó del preciosista juego del suizo Stanislas Wawrinka para vencerle por 1-6, 7-5, 6-4, 6-7 y 12-10 y avanzar a los cuartos de final del Abierto de Australia por sexta vez consecutiva.
Ganador de este torneo en 2008, 2011 y 2012, el de Belgrado estuvo contra las cuerdas ante Wawrinka en una primera parte del encuentro que hubiera firmado el mismo Roger Federer, pero al final su conocida garra y un giro total, saliendo de su refugio en la línea de fondo y atacando al máximo, le llevó a la victoria aunque en cinco sets, después de cinco horas y un minuto.
Djokovic estuvo al límite, desorientado y sin rumbo, incluso resbalando por la Rod Laver Arena, en clara señal de que no encontraba su sitio. El serbio perdía por 6-1 y 5-2 ante Wawrinka, que se había hecho con el primer parcial en sólo 25 minutos, con solo tres errores no forzados, desmadejando el juego del número uno del mundo, al que rompió el servicio cinco veces.
El suizo llegó a sacar para ganar el segundo parcial con 5-3, y cobrar así una ventaja importante, y de paso darle a su compatriota Federer la oportunidad de recuperar el puesto de número uno del mundo, escenario que se produciría si Roger gana el torneo y Nole quedase eliminado.
La reacción de Djokovic fue brutal. No solo no se hundió, sino que ganó seis juegos consecutivos para anular la efectividad del suizo y controlar luego el partido, ante el desmoronamiento de su rival, incapaz ya de conectar su espectacular revés a una mano con la eficacia de antes.
Unos masajes en la pierna derecha antes del desempate obraron milagro en el suizo, que se impuso en un desempate colosal en el que recuperó toda su magia. Con el cuarto set en el bolsillo, Stan rompió el servicio de Nole en los comienzos del quinto, pero lo perdió a continuación.
En el noveno juego, Wawrinka tuvo su oportunidad de oro, disfrutó de tres bolas de rotura, pero las desperdició, y este parcial se fue hasta los 103 minutos, con ambos jugadores tocados, Stanislas con evidentes calambres y Nole con estiramientos. Fue el serbio, pero a la tercera bola de partido, quién logró el triunfo en un punto soberbio.
Antes, David Ferrer resolvió un duelo con tintes de revancha ante el japonés Kei Nishikori, su verdugo en los Juegos Olímpicos de Londres, por 6-2, 6-1 y 6-4, para colocarse a una sola victoria de la número 500 de su carrera.
Ferrer, que lleva ya ocho encuentros ganados consecutivos tras vencer la semana pasada en Auckland, afronta ahora un histórico partido, si gana, contra su compatriota Nicolás Almagro, que alcanzó por primera vez los cuartos en Melbourne al superar al serbio Janko Tipsarevic, por 6-2, 5-1 y abandono por lesión del jugador de Belgrado en el talón izquierdo.
Será una nuevo duelo de cuartos de final entre españoles después del de 2011, cuando Ferrer se impuso a Nadal, y habrá un semifinalista español por tercer año consecutivo. David lo encara con la confianza de haber ganado todos ellos contra Almagro, las doce veces que ambos se han enfrentado, pero Almagro sabe que es su primer acceso a los cuartos de un grande en pista dura.