Se cumplieron los pronósticos y, a pesar de que David Ferrer lo intentó hasta el final, desplegando por momentos un tenis sensacional, nada pudo hacer ante un Novak Djokovic que ha llegado a este Abierto de Estados Unidos en un momento de forma arrollador.
El serbio pasó por encima del español y en poco más de dos horas le dio la vuelta al 5-2 con el que se suspendió el partido el sábado por la noche. Ahora espera en la final Andy Murray, dispuesto a dar un golpe que, en estos momentos, parece altamente improbable.
Y es que el tenis exhibido este domingo por Nole ha sido de muchos quilates. Eso, a pesar de que el primer juego del partido fue para Ferrer, sellando así el primer set que el sábado dejó encarrilado antes de que la organización decidiera aplazar el encuentro por la posibilidad de un tornado. Una decisión que enfadó, y mucho, a la Federación Española de Tenis (RFET).
Pero ese arranque no fue más que un espejismo. En el segundo set fue el serbio el que se convirtió en un huracán para el español, ganándole cinco juegos seguidos y adjudicándose la manga con rotundidad (6-1).
En el tercero, aquel en que se suelen decidir los grandes partidos a cinco sets, hubo mayor igualdad. A pesar de que comenzó con un break para Djokovic, a mitad de manga Ferrer, siempre con su actitud espartana, fue capaz de igualar la situación. Parecía que comenzaba un partido nuevo, pero entonces Nole volvió a sacar su mejor versión, la que le ha llevado a ser número uno, para lograr otro break y después, con su saque, cerrar el set (6-4).
En la cuarta manga hubo menos historia. Aa pesar de que Ferru no dejó de intentarlo, como en él es habitual, nunca pudo hacer nada ante el tenis excelso de su oponente. Cuando un tenista de esta categoría tiene su mejor día, poco se puede hacer. Eso es lo que debió de pensar Ferrer, que poco a poco se fue apagando sobre la pista.
Siempre quedará la duda de qué hubiera sucedido si el sábado, con 5-2 a su favor y con Ferrer pasando por encima de Djokovic, no se hubiera suspendido el encuentro. Efectivamente, nunca se sabrá. Pero lo que esta vez ha quedado claro es que el de Jávea sigue estando un escalón por debajo de los cuatro grandes dominadores del tenis mundial. Y, de igual manera, que la distancia que le separa de ellos no es tan grande como se podía pensar, que en cualquier momento les puede dar un susto y colarse en ese coto privado. Ferrer está listo para intentarlo. Siempre lo está.