L D (EFE) La fuerte amenaza de lluvia fue además culpable en gran parte de que el choque que enfrentó hasta el minuto 59 a España con Escocia sólo registrara algo menos de media entrada.
La concentración del equipo nacional en Valencia ha estado marcada por un cambio brusco en el clima. Los dos primeros días los futbolistas tuvieron que soportar un fuerte calor, pero en la noche del viernes la capital valenciana sufrió ya una fuerte tormenta. Toda la Comunidad Valenciana ha estado este viernes en situación de alerta y durante toda la tarde el cielo sobre la capital valenciana amenazó con repetir la tromba de agua, una circunstancia que evitó que a última hora los aficionados se animaran a acudir al choque. Mientras se pudo disputar el partido, los jugadores tuvieron que soportar un fuerte y racheado viento que dificultó la circulación de balón y el desarrollo del juego.
Antes de que todo esto ocurriera, España estaba cuajando una mala actuación en un partido amistoso bastante desagradable y repleto de dureza por parte de Escocia. El primer tiempo fue deplorable. No hubo bandas. Ni coordinación, ni transición. Fue un tramo para el olvido. Reyes no anduvo fino, Joaquín tampoco y en la elaboración del juego no hubo fluidez, en parte por el acoso que rozó la violencia de los escoceses. No hubo noticias de Torres ni de Tamudo. Un balón que dio en el poste y que Carles Puyol despejó para evitar males mayores fue el preludio del gol que inauguró el marcador. El saque de esquina posterior a esta acción significó el gol escocés, aunque fue obra de Rubén Baraja en propia puerta.
Tras el tanto, el partido se volvió loco. Los ánimos se calentaron a pesar del carácter amistoso del choque, pues los españoles necesitaban empatar y los escoceses exhibieron la dureza en sus acciones que se les presumía y a la que los españoles respondieron. Mientras, Escocia, por medio de Crawford, tuvo dos buenas opciones para aumentar su ventaja pero que fueron abortadas por Iker Casillas con notables intervenciones en sendos uno contra uno.
El panorama exigía cambios en el equipo y Luis los introdujo en el once, ya que Baraja, Torres y Tamudo dejaron sus sitio a Valerón, Raúl y Vicente al comienzo del segundo tiempo. Sería precisamente una acción de Raúl González, el gran protagonista de la noche por su suplencia, la que propiciaría el gol del empate. Un pase de la muerte suyo acabó con un penalti sobre Reyes. Pese al debate abierto sobre su presencia en el equipo Raúl asumió el reto de lanzar el penalti para marcar su gol número 39 con España. A Raúl no le tembló el pulso. Hacía mucho tiempo que el madridista no se atrevía con una pena máxima. Pero hoy el cuerpo le pedía marcha. Lo ejecutó con elegancia, engañó a Gordon y Raúl salvó los muebles de una selección que comenzaba a resucitar con él en el campo.
La concentración del equipo nacional en Valencia ha estado marcada por un cambio brusco en el clima. Los dos primeros días los futbolistas tuvieron que soportar un fuerte calor, pero en la noche del viernes la capital valenciana sufrió ya una fuerte tormenta. Toda la Comunidad Valenciana ha estado este viernes en situación de alerta y durante toda la tarde el cielo sobre la capital valenciana amenazó con repetir la tromba de agua, una circunstancia que evitó que a última hora los aficionados se animaran a acudir al choque. Mientras se pudo disputar el partido, los jugadores tuvieron que soportar un fuerte y racheado viento que dificultó la circulación de balón y el desarrollo del juego.
Antes de que todo esto ocurriera, España estaba cuajando una mala actuación en un partido amistoso bastante desagradable y repleto de dureza por parte de Escocia. El primer tiempo fue deplorable. No hubo bandas. Ni coordinación, ni transición. Fue un tramo para el olvido. Reyes no anduvo fino, Joaquín tampoco y en la elaboración del juego no hubo fluidez, en parte por el acoso que rozó la violencia de los escoceses. No hubo noticias de Torres ni de Tamudo. Un balón que dio en el poste y que Carles Puyol despejó para evitar males mayores fue el preludio del gol que inauguró el marcador. El saque de esquina posterior a esta acción significó el gol escocés, aunque fue obra de Rubén Baraja en propia puerta.
Tras el tanto, el partido se volvió loco. Los ánimos se calentaron a pesar del carácter amistoso del choque, pues los españoles necesitaban empatar y los escoceses exhibieron la dureza en sus acciones que se les presumía y a la que los españoles respondieron. Mientras, Escocia, por medio de Crawford, tuvo dos buenas opciones para aumentar su ventaja pero que fueron abortadas por Iker Casillas con notables intervenciones en sendos uno contra uno.
El panorama exigía cambios en el equipo y Luis los introdujo en el once, ya que Baraja, Torres y Tamudo dejaron sus sitio a Valerón, Raúl y Vicente al comienzo del segundo tiempo. Sería precisamente una acción de Raúl González, el gran protagonista de la noche por su suplencia, la que propiciaría el gol del empate. Un pase de la muerte suyo acabó con un penalti sobre Reyes. Pese al debate abierto sobre su presencia en el equipo Raúl asumió el reto de lanzar el penalti para marcar su gol número 39 con España. A Raúl no le tembló el pulso. Hacía mucho tiempo que el madridista no se atrevía con una pena máxima. Pero hoy el cuerpo le pedía marcha. Lo ejecutó con elegancia, engañó a Gordon y Raúl salvó los muebles de una selección que comenzaba a resucitar con él en el campo.