L D (EFE) Con los deberes resueltos por parte de Sharapova e Ivanovic, la apuesta sobre la pista quedaba reducida al establecimiento jerárquico que determinara la composición de semifinales. El premio incluía un regate a la número uno del mundo. Justo la condena de la derrotada. Los triunfos ante la rusa Svetlana Kuznetsova y la eslovaca Daniela Hantuchova formaban parte de los méritos de ambas. Resueltos los compromisos el duelo estableció el liderazgo del grupo rojo. Sharapova terminó primera tras el triunfo y jugará contra su compatriota Anna Chakvetadze, debutante en un Masters Femenino. Ivanovic, vencida, tendrá un cara a cara con Henin, número uno y vigente campeona.
La tenista siberiana llegó a Madrid impulsada por las circunstancias. Novena en la carrera, resultó especialmente beneficiada por la ausencia de Venus Williams, con derecho propio para acceder al torneo pero apeada de la lucha por las situación física que arrastra. Y es que no ha sido el mejor año, de lejos, para Sharapova, acuciada por las lesiones. El hombro derecho fue especialmente castigado. Y eso mermó el funcionamiento regular de una de sus mejores armas. El servicio.
No acusó la dolencia en el Masters Femennino. Menos ante Ivanovic a la que ventiló en 69 minutos. Con un juego arrollador y constante desarboló a su adversaria. Ivanovic es un valor en alza. Cuarta del mundo suspira por aprovechar la recta final del curso para mejorar su ránking. Para ello debe estar en la lucha del domingo. Pero tiene a tiro el segundo puesto de Svetlana Kuznetsova y el tercero de su compatriota Jankovic, que padeció un paso desangelado por el Masters. La tenista de Belgrado se fue sin hacer ruido. Sin conocer la victoria y retirada, aquejada de una gripe, contra la suplente Marion Bartoli (6-1 y 1-0).
Sharapova, experta en competiciones de este tipo, donde siempre fue, al menos, semifinalista en sus tres participaciones previas, incluso salió ganadora de la del 2004, mantenía cuentas pendientes con su rival. Ivanovic había tomado la medida a la rusa a la que había ganado en dos ocasiones este año. La primera en Tokio, sobre moqueta. La siberiana abandonó cuando perdía por 6-1 y 0-1 por las molestias en el hombro izquierdo. Aunque más dolorosa fue la de Roland Garros, a orillas de la final. La serbia se impuso por 6-2 y 6-1. El mismo resultado, invertido, que el que ha contemplado Madrid.
Sharapova, sostenida por su único triunfo en Linz el pasado año, exprimió sus mejores recursos y desarboló a su adversaria. Apoyada en el primer saque -terminó con un 75 por ciento de servicios iniciales y 59 golpes ganadores- destrozó a la balcánica, que nunca tuvo ocasión, si quiera de poner en cuestión la salida de juego de la rusa.
La historia del choque entre dos tenistas rebasadas prematuramente por el impacto de Maria Sharapova y Ana Ivanovic terminó en el primer parcial, resuelto en el desempate. Hantuchova, que ofreció su mejor versión en el primer encuentro, contra la siberiana y que advertía expectativas mayores después de un buen fin de campaña, superó a su adversaria por 9-7.
Eso marcó el partido. Kuznetsova se rindió. Se esperaba más de la rusa, que aterrizó en Madrid ataviada por su condición de segunda raqueta del circuito. Más por méritos regulares y presencias en finales a lo largo del año que por conquistas.
No evitó ser superada por Sharapova e Ivanovic, por debajo en el ránking. Ni tampoco en esta ocasión por Hantuchova. Se marcha de vacío Kuznetsova, sin un sólo triunfo y estancada en la liguilla, tal y como sucedió el pasado año y en el 2004, sus otras dos apariciones entre las ocho mejores.