L D (EFE) Rossi ha ganado absolutamente todas las carreras disputadas en Phillip Island desde 2001 y una temporada antes, en la de su estreno en los 500 c.c. al manillar de una Honda NSR 500 de dos tiempos, ya logró la tercera posición, lo que desde luego le coloca en una situación inmejorable para afrontar la penúltima prueba puntuable del mundial de 2004.
Mientras Rossi se confiesa un "enamorado" del circuito australiano, enclavado en una pequeña isla estival al sur de Melbourne y con Tasmania a escasas millas, Sete Gibernau tiene en Phillip Island una espina clavada, ya que no ha conseguido concluir nunca sobre el podio desde que pilota la Honda RC 211 V, y tampoco anteriormente con la Suzuki que hizo campeón a su compatriota estadounidense Kenny Roberts en 2000. El piloto de la Movistar Honda no supo aprovechar la ventaja que para él representó vencer en Qatar mientras que su máximo rival Rossi se iba por los suelos cuando remontaba desde la última posición de la formación de salida, a la que llegó tras serle impuesta una penalización por la dirección de carrera.
Al siguiente gran premio los problemas acuciaron a Sete Gibernau y aunque salvó el tipo en los entrenamientos con el cuarto puesto, lo que disimuló en cierta medida la situación, en la carrera malaya ya no pudo seguir fingiendo y pronto quedó claro que no podría seguir el ritmo de su rival. La séptima posición de Gibernau en Sepang con Valentino Rossi en lo más alto del podio le devolvió al quíntuple campeón mundial prácticamente todas sus opciones de alzarse con el título muy a pesar de todos y máxime cuando se llega un circuito en el que el italiano se desenvuelve como pez en el agua.