L D (EFE) La irrupción en la pista de un espontáneo en la vuelta duodécima, vestido con una falda de color verde y con unos grandes papeles en la mano, sembró el desconcierto entre los pilotos, que temieron no sólo por su vida, sino por la del loco, ya que en el punto donde saltó los coches marchaban a 300 kilómetros por hora. La neutralización de la carrera alteró notablemente los planes de las escuderías, ya que todos decidieron detenerse para repostar y cambiar neumáticos por primera vez y cambiar la táctica originalmente prevista. En la salida, el italiano Jarno Trulli (Renault R23B) arrebataba el primer puesto a Barrichello y Fernando Alonso hacía también una gran arrancada por el lado derecho de la pista en la que adelantaba al brasileño Cristiano Da Matta (Toyota) y al colombiano Juan Pablo Montoya (Williams FW25 BMW).
La siguiente víctima de Alonso iba a ser el alemán Michael Schumacher (Ferrari F2003 GA), pero éste, sin ningún pudor, echó fuera de la pista a Alonso, que puso dos ruedas en la hierba a más de 300 por hora, y eso permitió a Montoya recuperar su puesto perdido en la salida. Alonso ha tenido que luchar toda la carrera contra la adversidad. Cuando en la vuelta decimotercera casi todos los pilotos se detuvieron a repostar y cambiar neumáticos, mientras los comisarios daban caza al espontáneo, el asturiano tuvo que esperar a que los mecánicos terminaran con su compañero Trulli, lo que le hizo caer desde la séptima a la decimocuarta posición. La única ventaja es que salía por delante de Michael Schumacher, que había tenido que esperar a que los mecánicos terminaran con Barrichello, mientras que en la primera posición se situaban los Toyota de Da Matta y del francés Olivier Panis.
Alonso iba a iniciar una espectacular remontada en la que dejaba descolgado a Michael Schumacher, sobre todo a partir del adelantamiento impecable al canadiense Jacques Villeneuve (BAR 005 Honda) en la vuelta 24. Michael Schumacher sudaba tinta para superar a Villeneuve y lo lograba siete vueltas después de Alonso, en el mismo punto, cuando el asturiano había ascendido ya hasta la quinta posición. En la vuelta 38, cuando era tercero, se detendría Alonso para repostar y cambiar neumáticos, pero iba a ser el principio del fin. El coche con un problema eléctrico no dejaba al motor subir por encima de cinco mil vueltas y al tratar de incorporarse a la pista se paraba.
No sólo perdió Alonso un tiempo precioso mientras los mecánicos trataban de arrancar el coche, al final a empujones, sino que dejaron de funcionar todas las ayudas electrónicas como el control de tracción, lo que no impedía al asturiano rodar más rápido que algunos coches que le precedían ante el asombro de los ingenieros de Renault. Pero la avería fue en aumento, afectó finalmente al cambio, que se volvió loco, y Alonso no tuvo más remedio que abandonar en la recta de meta cuando había llegado de nuevo al octavo puesto, que le daba un punto, y amenazaba a Cristiano Da Matta para conseguir otro más.
Los Toyota, que iban a tres paradas, habían desaparecido de los puestos de cabeza y el finlandés Kimi Raikkonen (Mclaren MP4/17D Mercedes) y Barrichello se habían alternado al frente de la clasificación. A diecinueve vueltas para el final Barrichello superaba a Raikkonen y volaba hacia su sexta victoria, primera en la presente temporada, después de haber estado cuestionado por su bajo rendimiento al volante de un Ferrari hasta este domingo.
La siguiente víctima de Alonso iba a ser el alemán Michael Schumacher (Ferrari F2003 GA), pero éste, sin ningún pudor, echó fuera de la pista a Alonso, que puso dos ruedas en la hierba a más de 300 por hora, y eso permitió a Montoya recuperar su puesto perdido en la salida. Alonso ha tenido que luchar toda la carrera contra la adversidad. Cuando en la vuelta decimotercera casi todos los pilotos se detuvieron a repostar y cambiar neumáticos, mientras los comisarios daban caza al espontáneo, el asturiano tuvo que esperar a que los mecánicos terminaran con su compañero Trulli, lo que le hizo caer desde la séptima a la decimocuarta posición. La única ventaja es que salía por delante de Michael Schumacher, que había tenido que esperar a que los mecánicos terminaran con Barrichello, mientras que en la primera posición se situaban los Toyota de Da Matta y del francés Olivier Panis.
Alonso iba a iniciar una espectacular remontada en la que dejaba descolgado a Michael Schumacher, sobre todo a partir del adelantamiento impecable al canadiense Jacques Villeneuve (BAR 005 Honda) en la vuelta 24. Michael Schumacher sudaba tinta para superar a Villeneuve y lo lograba siete vueltas después de Alonso, en el mismo punto, cuando el asturiano había ascendido ya hasta la quinta posición. En la vuelta 38, cuando era tercero, se detendría Alonso para repostar y cambiar neumáticos, pero iba a ser el principio del fin. El coche con un problema eléctrico no dejaba al motor subir por encima de cinco mil vueltas y al tratar de incorporarse a la pista se paraba.
No sólo perdió Alonso un tiempo precioso mientras los mecánicos trataban de arrancar el coche, al final a empujones, sino que dejaron de funcionar todas las ayudas electrónicas como el control de tracción, lo que no impedía al asturiano rodar más rápido que algunos coches que le precedían ante el asombro de los ingenieros de Renault. Pero la avería fue en aumento, afectó finalmente al cambio, que se volvió loco, y Alonso no tuvo más remedio que abandonar en la recta de meta cuando había llegado de nuevo al octavo puesto, que le daba un punto, y amenazaba a Cristiano Da Matta para conseguir otro más.
Los Toyota, que iban a tres paradas, habían desaparecido de los puestos de cabeza y el finlandés Kimi Raikkonen (Mclaren MP4/17D Mercedes) y Barrichello se habían alternado al frente de la clasificación. A diecinueve vueltas para el final Barrichello superaba a Raikkonen y volaba hacia su sexta victoria, primera en la presente temporada, después de haber estado cuestionado por su bajo rendimiento al volante de un Ferrari hasta este domingo.