L D (EFE) "Desde hace diez años me he dedicado a mi peña ultra. He dado toda mi vida, todas mis vacaciones y mi dinero para seguir a mi equipo por Europa. Sí, soy ultra, pero no un criminal", ha dicho Mirasierra. Estas han sido las únicas palabras, al margen de la declaración, que ha pronunciado Mirasierra, detenido el pasado 1 de octubre en el estadio Vicente Calderón tras el partido de Liga de Campeones entre el Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella. Lo ha dicho al final del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 20 de Madrid y que se ha prolongado durante cinco horas.
El abogado defensor del seguidor del Olympique, Erlantz Ibarrondo, revelaba al final de la vista: "hemos pedido la absolución en primer lugar y subsidiariamente, para el caso de que considerasen que es responsable de los hechos que se le imputan, la pena de un mes y medio y subsidiariamente la pena de nueve meses".
Ibarrondo se reiteraba al final de la vista en que se han producido "contradicciones" en la versión policial de los hechos y "falta de pruebas para acreditar las acusaciones". "Ha sido meridianamente claro que la única prueba que tiene el Ministerio Público para conseguir enervar la presunción de inocencia de Mirasierra, son las declaraciones de los policías y éstas han estado jalonadas de contradicciones", comentaba.
El letrado de la defensa añadía: "Han ido concatenándose una contradicción con otra y, siendo la única prueba básica y fuerte que tiene el Ministerio Público para intentar condenar a mi patrocinado, consideramos que no puede enervarse la presunción de inocencia con una declaración testifical de un perjudicado llena de contradicciones". "Todos los testigos que han depuesto, todos han afirmado que Santos no participó en los incidentes. Sobre todo, el hecho que se le imputa que es el lanzamiento de la silla, no ha podido acreditarse en ningún lugar. El policía manifiesta que la silla es roja, luego que es blanca...", relataba el abogado.
Ibarrondo se declara "optimista" de cómo ha salido el juicio. "Creo que hemos conseguido acreditar la falta de responsabilidad de Santos en los hechos que se le imputan", concretaba, e informaba de que "en 24 ó 48 horas podría estar la sentencia".
La Fiscalía pide ocho años de cárcel para Mirasierra, cuatro de ellos por un delito de desordenes públicos y otros cuatro por un atentado contra agentes de la autoridad, con un delito añadido de lesiones. El Ministerio Público pide, asimismo, que se imponga al acusado la prohibición de entrar en los estadios de fútbol por un periodo de tres años, así como una multa de 1.200 euros.
Mirasierra, vestido con chaqueta de chándal color celeste, pelo largo recogido en una coleta y perilla, admitía durante el juicio que apartó a un policía y que le empujó, "pero para retirar a una chica que estaba siendo golpeada", puntualizaba. El acusado llegó al juzgado sobre las 8.50 horas, acompañado por miembros de la Guardia Civil. El juicio, previsto para las 10.00 horas, comenzó con media hora de retraso y concluyó cinco horas más tarde.
Mirasierra fue recibido en la antesala y ya en el interior del Juzgado por medio centenar de amigos y familiares, entre gritos de "¡Santi, Santi!" y aplausos. Fue despedido de la misma manera. La hermana del acusado, Lucile Mirasierra, pudo darle un beso en la mejilla antes del comienzo.
En el descanso de la vista, la propia Lucile Mirasierra comentó que el movimiento en apoyo a su hermano en Francia "ha sido muy grande". "Hemos hablado con multitud de estamentos, con la policía, la prensa, los ayuntamientos y los alcaldes, y todos están consternados con esta historia", indicaba. "Mi hermano está nervioso. ¿Cómo va a estar después de dos meses en la cárcel sin haber hecho nada? No sé que va a pasar. Si la Justicia española es justa, tendría que salir libre. No hay pruebas de que haya hecho alguna cosa", ha dicho Lucile Mirasierra, quien admite que han recibido apoyo del Gobierno francés. "La única responsabilidad que pudiera tener mi hermano en todo este asunto es haber empujado a un policía, y porque había una chica que estaba a sus pies para sacarla", destacaba.
Al finalizar la vista mostró su indignación debido a que en su opinión "la traductora no sabía ni traducir. Estoy muy enfadada. Menos mal que mi hermano entiende el español". "Ha existido un problema grave de traducción. Ha dicho cosas que no tenía que decir. Hay que traducir las cosas como son, si no, que no la pongan", comentaba. Lucile dijo que las últimas palabras que ha pronunciado su hermano han sido "verdad". "Ha pasado toda su vida en el Olympique de Marsella, no es un fascista y mucho menos racista".