L D (EFE) El conjunto búlgaro, dirigido por Kijac Milorad, no había dado su última palabra en esta Liga Mundial, ni mucho menos. Una vez que hubo perdido casi todas sus opciones de clasificarse para semifinales el miércoles, sacó su valentía para irse del torneo con dignidad. Bulgaria ha derrotado a Rusia, actual campeona de la Liga Mundial, como David hizo doblar las rodillas a Goliat, y ha salido por la puerta grande del madrileño Palacio de Vistalegre.
Bulgaria, después de la gesta, puede apelar al milagro para unirse a Brasil en la lucha por el podio. Las posibilidades son ínfimas, pero existen: Italia debe perder ante los brasileños por 3-0, circunstancia que puede ocurrir, pero con unos tanteos de escándalo. El conjunto transalpino debería anotar menos de diez puntos en cada manga.
De cualquier forma la victoria de Bulgaria no ha caído en saco roto. El cuadro de Kijac no se ha amilanado ante ningún adversario y en todos los partidos ha sumado algún set. Por eso no se acomplejó tampoco ante Rusia, que afrontó el duelo como una flecha. Con un juego apabullante, escocido todavía por el revés sufrido ante Brasil el miércoles (3-1).
Se adjudicó la primera manga en un abrir y cerrar de ojos (18-25). Pero esa demostración de orgullo se topó con la ambición búlgara, dolorida por la escasez de fortuna en su transitar por Madrid. Rusia no pudo sellar el segundo set y lo acusó (25-23). Bulgaria cogió aire y moral y se apuntó inesperadamente y con facilidad el tercero (25-18).
Bulgaria, después de la gesta, puede apelar al milagro para unirse a Brasil en la lucha por el podio. Las posibilidades son ínfimas, pero existen: Italia debe perder ante los brasileños por 3-0, circunstancia que puede ocurrir, pero con unos tanteos de escándalo. El conjunto transalpino debería anotar menos de diez puntos en cada manga.
De cualquier forma la victoria de Bulgaria no ha caído en saco roto. El cuadro de Kijac no se ha amilanado ante ningún adversario y en todos los partidos ha sumado algún set. Por eso no se acomplejó tampoco ante Rusia, que afrontó el duelo como una flecha. Con un juego apabullante, escocido todavía por el revés sufrido ante Brasil el miércoles (3-1).
Se adjudicó la primera manga en un abrir y cerrar de ojos (18-25). Pero esa demostración de orgullo se topó con la ambición búlgara, dolorida por la escasez de fortuna en su transitar por Madrid. Rusia no pudo sellar el segundo set y lo acusó (25-23). Bulgaria cogió aire y moral y se apuntó inesperadamente y con facilidad el tercero (25-18).