L D (EFE) Rusia y Argentina presumen de disfrutar de una fructífera cosecha de raquetas, permanentes animadoras por cada una de las citas del circuito profesional. Aunque hasta ahora no pudieron sobresalir de la adversidad de unos cuadros adversos. De hecho, el conjunto argentino se ha estancado a orillas del éxito. Este curso asomaba por su cuarta semifinal en el último lustro.
David Nalbandian fue el héroe en Buenos Aires. De su raqueta Argentina terminó con el maleficio de los últimos años. Ganó su partido y contribuyó a la consecución del dobles para resolver el choque frente a Australia, con la que mantiene un tradicional debate en la época reciente. Nalbandian ha sido el único que ha logrado mantenerse del intento del 2005 en Eslovaquia, a donde acudió en compañía de Gastón Gaudio, Mariano Puerta y Guillermo Coria. Ninguno de esta terna se midió al bloque oceánico en Buenos Aires. En compañía de Agustín Calleri sellaron el triunfo en el dobles. Wayne Arthurs y Paul Hanley fueron incapaces de apurar las opciones australianas, lideradas por el ímpetu de Lleyton Hewitt (6-4, 6-4 y 7-5).
Argentina emprende la lucha por su primera 'Ensaladera de Plata'. Veinticinco años después vuelve a una final. La única en su historia, en 1981, cuando Guillermo Vilas y Jose Luis Clerc fueron derrotados por el equipo de Estados Unidos. Y ha encontrado a Rusia como rival, que ha rentabilizado por fin a un equipo de garantías liderado por Marat Safin. Nikolay Davidenko, que coquetea permanentemente con la nobleza del ránking individual, es otra garantía para el equipo.
Sin embargo, Shamil Tarpischev tiró de Dmitry Tursunov para ventilar el compromiso contra Estados Unidos. Le dio entrada inicialmente prevista para Mijail Youzhny. Y no falló. En casi cinco horas tumbó a Roddick para amarrar la final que jugará como local. La estadística no otorga a ninguno de los aspirantes el papel de favorito. La referencia más reciente fue en el 2003, cuando Argentina aprovechó su ambiente para batir a los rusos. Un año antes, Rusia se plantó en la final a costa del conjunto sudamericano.
David Nalbandian fue el héroe en Buenos Aires. De su raqueta Argentina terminó con el maleficio de los últimos años. Ganó su partido y contribuyó a la consecución del dobles para resolver el choque frente a Australia, con la que mantiene un tradicional debate en la época reciente. Nalbandian ha sido el único que ha logrado mantenerse del intento del 2005 en Eslovaquia, a donde acudió en compañía de Gastón Gaudio, Mariano Puerta y Guillermo Coria. Ninguno de esta terna se midió al bloque oceánico en Buenos Aires. En compañía de Agustín Calleri sellaron el triunfo en el dobles. Wayne Arthurs y Paul Hanley fueron incapaces de apurar las opciones australianas, lideradas por el ímpetu de Lleyton Hewitt (6-4, 6-4 y 7-5).
Argentina emprende la lucha por su primera 'Ensaladera de Plata'. Veinticinco años después vuelve a una final. La única en su historia, en 1981, cuando Guillermo Vilas y Jose Luis Clerc fueron derrotados por el equipo de Estados Unidos. Y ha encontrado a Rusia como rival, que ha rentabilizado por fin a un equipo de garantías liderado por Marat Safin. Nikolay Davidenko, que coquetea permanentemente con la nobleza del ránking individual, es otra garantía para el equipo.
Sin embargo, Shamil Tarpischev tiró de Dmitry Tursunov para ventilar el compromiso contra Estados Unidos. Le dio entrada inicialmente prevista para Mijail Youzhny. Y no falló. En casi cinco horas tumbó a Roddick para amarrar la final que jugará como local. La estadística no otorga a ninguno de los aspirantes el papel de favorito. La referencia más reciente fue en el 2003, cuando Argentina aprovechó su ambiente para batir a los rusos. Un año antes, Rusia se plantó en la final a costa del conjunto sudamericano.