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Ronaldinho y Quaresma lideran el triunfo del Barcelona sobre el Milán (2-0)

El Barcelona empieza a dar síntomas de gran equipo, sobre todo si cuenta con la magia y la calidad de Ronaldinho y la velocidad desbordante de Quaresma. Ese ha sido el guión que ha conducido al equipo de Rijkaard a machacar al campeón de Europa en su segundo partido de su gira por EEUU. La apuesta ofensiva, el gusto por el toque y el hambre de balón caracterizan al nuevo Barça, que comienza a ilusionar a los aficionados.

L D (EFE) El partido disputado en Washington no fue tan vistoso como el que el Barcelona disputó el pasado domingo ante la Juventus (2-2), con los azulgranas imponiéndose en los penaltis), pero volvió a dar la medida de lo que puede ser el proyecto deportivo de Joan Laporta. Con un claro esquema de 4-2-3-1, una defensa adelantada, un centro del campo presionante y con juego de extremos, el equipo catalán volvió a mostrar pinceladas de una vocación ofensiva, de gusto por el pase corto y al primer toque, y de obsesión por el gol.

El partido empezó lento y pesado, con excesivo tanteo en el centro del campo, y sin aproximaciones al área contraria, hasta que apareció la mágica pierna derecha de Ronaldinho, que sacó un pase magistral de un rechace y puso a Quaresma solo ante Dida. El joven portugués siguió haciendo gala de su falta de complejos, incluso ante todo un campeón de Europa como el Milán, y clavó la pelota en la escuadra izquierda de la portería del brasileño, demostrando que además de mucha clase tiene olfato goleador.

La jugada dejó un gran sabor de boca, el del fútbol de muchos quilates que tanto añoran los aficionados culés, y 30 segundos después Saviola, muy activo en la presión, pudo lograr el segundo. Sin embargo, el Pibito se llenó de balón y, en vez de entregar el balón a la derecha, donde Quaresma aparecía otra vez solo, la pegó mal con la izquierda y el tiro le salió desviado. El argentino tuvo que competir con Ronaldinho en los detalles de calidad y mediada la primera parte regateó en un palmo de terreno a Nesta y Maldini en el corazón del área, pero el toque final se le fue demasiado y no pudo disparar con comodidad ante la salida de Dida.

Si arriba funcionó bien el planteamiento ofensivo y presionante de Frank Rijkaard, atrás la arriesgada apuesta de defensa adelantada de cuatro, con Puyol y Óscar López en las bandas y Reiziger y Cocu en el centro, solventó bien el poco trabajo que dio el Milán. Su única jugada de auténtico peligro fue un tiro cruzado de Shevchenko, muy solo en la punta de ataque junto a Inzaghi, que sólo recibieron balones con cierto sentido del portugués Rui Costa.

En la segunda parte, Carlo Ancelotti sacó otro equipo y cambió a 10 jugadores, mientras que el Barça mantuvo el esquema y sólo el portero Jorquera salió de inicio en sustitución de Víctor Valdés. La pauta de juego siguió siendo la misma, aunque a un ritmo más bajo, y el Barcelona se encontró con un golpe de suerte, en un disparo sin peligro de Ronaldinho que tropezó en Roque Junior y terminó dentro de la portería italiana. A partir de ahí, el choque prácticamente careció de historia.

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