L D (EFE) La contundencia del estadounidense Andy Roddick, desplegada al máximo sobre la hierba de Queen's, terminó con las intenciones de venganza del francés Sebastien Grosjean, que salió derrotado de la final del torneo londinense ante el de Nebraska, por 7-6 (4) y 6-4, por segundo año consecutivo.
El destino deparado por el cuadro principal del abierto, tradicional antesala de Wimbledon, plantó a ambos tenistas en el último día del Queen's, a imagen y semejanza del curso pasado. Los mismos protagonistas e idéntico escenario. Una invitación al desquite para el galo, que sucumbió sin paliativos en el 2003 por un doble 6-3. Los antecedentes no invitaban al optimismo a Grosjean, un tenista que carece de entorchado alguno este año y que intenta emerger otra vez hacia los lugares de honor de la clasificación mundial. Tal y como terminó en el 2003.
El francés llegó a la final con la lengua fuera, con las fuerzas apuradas al máximo después de requerir los tres sets en el duelo de semifinales contra el coreano Hyng Taik Lee. Sin embargo, obligó a Roddick, que fulminó en dos parciales al australiano Lleyton Hewitt, a desplegar todo su arsenal en la primera manga. El servicio sostuvo a ambos tenistas, que quedaron emplazados desempate que definió la manga a favor del jugador de Nebraska (7-4).
Grosjean no encontró la fórmula para cuestionar la fortaleza del norteamericano. Roddick se encuentra agusto sobre la hierba y hace dos días marcó un nuevo registro de velocidad en un saque (246,2 kilómetros hora). Tiene Wimbledon cerca. Uno de sus grandes retos en el camino de retorno hacia la cima de la clasificación mundial. El tenista estadounidense sólo tuvo que prestar cierta concentración en el resto hasta quebrar el servicio del francés y jugar de corrido el parcial para cerrar la manga (6-4).