L D (EFE) Del enfrentamiento entre dos formas de ver el fútbol, el que considera que lo importante es marcar goles frente al que prefiere no encajarlos, ha salido vencedora la idea brasileña porque a Grecia, la actual campeona de Europa, no le bastó con tratar de contener al rival. Estaban todos, los cuatro fabulosos que Parreira sitúa por delante de la línea del balón (Kaká, Ronaldinho, Robinho y Adriano), pero el alemán Otto Rehhagel temía, sobre todo, al delantero del Inter y, por eso puso a Kyrgiakos de perro de presa.
El defensa del Rangers, curtido en el cuerpo a cuerpo del fútbol británico, persiguió a Adriano por todo el campo, trató de predecir sus intenciones con un segundo de antelación, pero no fue suficiente. El delantero del Inter, que durante 40 minutos apenas tocó el balón, sacó en el último momento un recorte hacia dentro que el defensa no intuyó y pudo armar entonces su disparo, un cañón que envió desde fuera del área a las mallas de Nikopolidis. Hasta entonces, hasta que apareció Adriano, Grecia se daba por satisfecha con contener el ingenio brasileño, con frenar a Ronaldinho, desesperar con faltas a Kaká y esperar que, las ganas de agradar de Robinho, le hiciesen fallar.
Brasil, por eso, había dominado sin demasiados apuros. Salvo en el arranque del encuentro, cuando la selección griega quiso transformar el fuerte apoyo que recibió de las gradas en alguna ocasión de gol, el conjunto de Rehhagel apenas inquietó a Dida, que se ha convertido en el único jugador que ha disputado las cinco ediciones de la Copa de las Confederaciones. La selección brasileña dejó destellos de sus figuras. Vivió en ataque de las ganas de Robinho, el más activo y siempre asistido por Ronaldinho y, antes del gol de Adriano, tuvo un par de ocasiones que desaprovecharon Kaká y el propio Robinho. Sólo el final del primer tiempo, Grecia pudo marcar, pero Angelos Charisteas no exhibió la misma efectividad que en la Eurocopa y envió fuera, muy forzado, un balón servido desde la banda por Seitaridis.
Ahí, se acabaron las opciones del campeón europeo, que nada más comenzar el segundo tiempo se encontró con otro gol en contra, gracias a la habilidad de Robinho para rematar en el segundo palo un centro-chut de Gilberto. No tuvo respuesta Grecia y Parreira, con el partido ganado, pensó en el resto de la competición. Dio descanso a Ronaldinho, Adriano y Kaká y una oportunidad al sevillista Renato, al bético Ricardo Oliveira y al centrocampista del Lyon, Juninho Pernambucano, para que éste demostrase su habilidad a balón parado y, nada más salir, confirmase, con un gol de golpe franco, la gran distancia que aún separa a ambos equipos.
El defensa del Rangers, curtido en el cuerpo a cuerpo del fútbol británico, persiguió a Adriano por todo el campo, trató de predecir sus intenciones con un segundo de antelación, pero no fue suficiente. El delantero del Inter, que durante 40 minutos apenas tocó el balón, sacó en el último momento un recorte hacia dentro que el defensa no intuyó y pudo armar entonces su disparo, un cañón que envió desde fuera del área a las mallas de Nikopolidis. Hasta entonces, hasta que apareció Adriano, Grecia se daba por satisfecha con contener el ingenio brasileño, con frenar a Ronaldinho, desesperar con faltas a Kaká y esperar que, las ganas de agradar de Robinho, le hiciesen fallar.
Brasil, por eso, había dominado sin demasiados apuros. Salvo en el arranque del encuentro, cuando la selección griega quiso transformar el fuerte apoyo que recibió de las gradas en alguna ocasión de gol, el conjunto de Rehhagel apenas inquietó a Dida, que se ha convertido en el único jugador que ha disputado las cinco ediciones de la Copa de las Confederaciones. La selección brasileña dejó destellos de sus figuras. Vivió en ataque de las ganas de Robinho, el más activo y siempre asistido por Ronaldinho y, antes del gol de Adriano, tuvo un par de ocasiones que desaprovecharon Kaká y el propio Robinho. Sólo el final del primer tiempo, Grecia pudo marcar, pero Angelos Charisteas no exhibió la misma efectividad que en la Eurocopa y envió fuera, muy forzado, un balón servido desde la banda por Seitaridis.
Ahí, se acabaron las opciones del campeón europeo, que nada más comenzar el segundo tiempo se encontró con otro gol en contra, gracias a la habilidad de Robinho para rematar en el segundo palo un centro-chut de Gilberto. No tuvo respuesta Grecia y Parreira, con el partido ganado, pensó en el resto de la competición. Dio descanso a Ronaldinho, Adriano y Kaká y una oportunidad al sevillista Renato, al bético Ricardo Oliveira y al centrocampista del Lyon, Juninho Pernambucano, para que éste demostrase su habilidad a balón parado y, nada más salir, confirmase, con un gol de golpe franco, la gran distancia que aún separa a ambos equipos.
México va de menos a más ante una débil Japón
En el partido que ha abierto el grupo B, México ha ido de menos a más y, con goles de Antonio Naelson Zinha y José Fonseca, ha remontado un partido que Japón le había puesto muy cuesta arriba en la primera mitad. El conjunto nipón que dirige el brasileño Zico sigue sin completar una actuación notable en las grandes ocasiones. Ha sido el primero en clasificarse para el Mundial, pero cuando sale de su zona sufre y, ante México, sólo aguantó el primer período.La salida de la selección azteca, que creó una ocasión de gol en la primera jugada del partido, fue un espejismo porque el conjunto que dirige el argentino Ricardo Lavolpe no mantuvo el ritmo que pareció querer imponer desde el saque inicial. Esa llegada al área de José Fonseca, tras sortear a cuanto rival le salió al paso, no terminó en gol porque Jaime Lozano envió el balón al cuerpo del delantero, en el posterior centro al área, pero alertó de que México quería llevar la iniciativa. No le importó en esos primeros minutos intercambiar ataques con el equipo asiático porque se sintió segura e, incluso, creó una nueva ocasión. Fue en un saque de esquina que no acertó a rematar Carlos Salcido al borde del área chica. Japón, por el contrario, no precisó tantas oportunidades para ponerse en ventaja. Aprovechó el primer despiste defensivo mexicano, lanzó su ataque por la banda derecha y tuvo la fortuna de que Atsushi Yanagisawa cruzase el balón, rematado con la rodilla, al palo que no esperaba Oswaldo Sánchez (m.12).
México acusó el golpe y, pese a que pudo empatar en el minuto 27 con un remate de cabeza de Jared Borgetti que despejó con una gran intervención Kawaguchi, cayó en el juego que le propuso el rival, al que persiguió por todo el campo con poca eficacia. No conectó con su ataque y no tuvo más recurso que los disparos desde fuera del área de sus centrocampistas, una opción que acabó por permitirle remontar el encuentro, favorecido por la pasividad defensiva japonesa. La zaga nipona dejó que Zinha controlase el balón al borde del área y pensase dónde enviarlo, allá donde no llegó Kawaguchi (m.39). El tanto cambió el partido.
El equipo azterca recuperó entonces el pulso, Lavolpe sustituyó a Gerardo Torrado por Luis Pérez y el conjunto tricolor encaró más convencido una segunda parte en la que no tuvo demasiados problemas para encerrar en su campo al campeón asiático, que terminó por capitular. Un remate de cabeza al poste de Jared Borgetti, al comienzo de la segunda mitad, fue el primer aviso, que concretó con otro cabezazo José Fonseca para conseguir un tanto que ya no dejó dudas sobre quién sería el vencedor del encuentro, porque Japón no tuvo recursos, no sólo para buscar el empate, sino para siquiera evitar ser dominado.