L D (Europa Press) Rijkaard renunció a la bronca en el vestuario y delante de las cámaras de televisión ofreció unos gestos inhabituales en él. Después, visiblemente molesto, abandonó el campo de La Masía para dirigirse al vestuario, donde también mantuvo una reunión con el presidente del club, Joan Laporta.
Hacía tiempo que no se veía al holandés tan enfadado. Fue el primer ajuste de clavijas público a sus futbolistas en toda la temporada. Además, no se esperaba esa reacción del entrenador, pues tras el propio partido pareció disculpar a los futbolistas por la derrota, la sexta en la actual Liga. "No hemos podido marcar la diferencia con goles cuando hemos jugado bien y es una lástima, porque creo que hemos trabajado para ganar. No obstante hay que que seguir trabajando al nivel que hemos mostrado en la primera parte", dijo entonces.
Pero este lunes por la mañana el discurso ha sido bien distinto, mucho más enérgico y amargo, según confesaba Andrés Iniesta. "Hablamos de lo que hicimos mal, de lo que hay que mejorar. Lo que tenemos que hacer ahora es estar más unidos que nunca para afrontar lo que queda de Liga, donde todavía tenemos las mejores opciones de ser campeones", afirmaba el jugador manchego.
Mientras, los jugadores tuvieron que quedarse unos minutos más en el campo realizando ejercicios físicos. La sesión se alargó más de lo habitual tratándose de un día después de partido y en la misma, a diferencia de lo que suele ocurrir en estas ocasiones, participaron todos los jugadores, a excepción de los tres jugadores lesionados: Edmilson, Belletti y Motta. A esta charla asistieron tres jóvenes del filial: Jesús Olmo, Bojan Krkic y Giovanni Dos Santos. A las 16.00 horas, la plantilla partió hacia El Cairo (Egipto), donde los azulgrana, con los tres chavales en la expedición, disputarán el miércoles un amistoso ante el Al-Ahly, actual campeón de África.