L D (EFE) Gómez Noya, que el pasado 25 de marzo cumplió 22 años, comenzó a destacar en 2003, temporada en la que logró el bronce en el campeonato de España de triatlón y en el que, debido a su caso, comenzaron las tiranteces entre la federación española y la gallega, que llegó a reclamar su presencia a través de un requerimiento notarial en la Copa del Mundo de Madrid de ese año.
El coruñés presentó como aval unos informes médicos que no le impedían la práctica del deporte de alta competición, en contra de las tesis sostenidas por Araceli Boraíta, responsable de cardiología del Consejo Superior de Deportes (CSD), refrendadas ahora por una guía de referencia para todos los cardiólogos del mundo del colegio estadounidense de cardiología (la XXXVI Conferencia de Bethesda), en la que su patología aparece mencionada como de riesgo, en especial en la práctica del triatlón, deporte olímpico que une la natación, el ciclismo y la carrera a pie.
Los informes que presentó Gómez Noya en aquella ocasión los firmó William McKenna, miembro del equipo de cardiología del Hospital San Jorge de Londres, a quien el triatleta ferrolano, que se resiste a admitir la retirada de su licencia -recomendada por el CSD a la federación española-, visitará mañana mismo en la capital inglesa. McKenna ya le avaló en 2003, año en el que Gómez Noya firmó la sensacional consecución del título mundial sub'23, en la localidad neocelandesa de Queenstown, donde Raña -campeón del mundo un año antes y doble oro europeo, en 2002 y 2003- firmó el segundo puesto en la prueba de elite.
Gómez Noya comenzó a dejar constancia de su enorme clase también en las pruebas de la categoría máxima el año pasado, en el que fue protagonista de dos polémicas. Tras ser octavo en el europeo de Valencia, protagonizó un conato de 'espantada' en el Mundial de Madeira (Portugal), al pensar que no le llegaría la invitación de la ITU (Federación Internacional) que le había prometido gestionar la federación española para competir en esa prueba.
Gómez Noya no viajó a Funchal junto al resto del equipo. Lo hizo un día después, junto a su entrenador, José Angel Rioseco y, tras recibir la "wild-card", acabó logrando un sobresaliente octavo puesto final, en la jornada en la que a Raña se le escapó el que hubiese sido su segundo título mundial por sólo un suspiro, el del neozelandés Bevan Docherty, que le superó en el último metro. Tan sólo un día después del Mundial, la federación española anunció la lista para los Juegos Olímpicos de Atenas'04: con un tope de tres triatletas, Raña acudiría acompañado del vitoriano Eneko Llanos -subcampeón de Europa en Valencia- y del catalán Xavier Llobet.
En la lista no figuraba Javi. Y la polémica, fomentada sobre todo desde tierras gallegas -hubo quien quiso enfrentar a Gómez Noya con Raña, dos de los mejores deportistas de esa región-, estaba servida. En Atenas no se obtuvo, ni de lejos, el resultado deseado, lo que sirvió para echar más leña al fuego, pero las aguas volvieron a su cauce y lejos de fomentar una rivalidad ficticia, los caminos de Raña y Gómez Noya se unieron de nuevo cuando el astro de Ordes decidió cambiar de entrenador, desligándose de César Varela y uniéndose a Rioseco: el buque insignia del triatlón español y su sucesor aunaban sus fuerzas.
Al ferrolano le dieron el lunes un nuevo golpe moral y él luchará de nuevo por volver a competir, decisión que unos apoyan -entre ellos, su compañera de selección la santiaguesa Pili Hidalgo- y otros no comparten, debido al riesgo que podría correr su vida. De esta forma lo ha entendido el CSD y así lo entiende la federación que preside José Hidalgo, una de las que mayores éxitos ha dado al deporte español durante estos últimos años: prefieren prescindir de nuevos títulos y de una posible medalla olímpica en los Juegos de Pekín, en 2008. Para ellos, según afirman, lo principal es la salud de Gómez Noya.
El coruñés presentó como aval unos informes médicos que no le impedían la práctica del deporte de alta competición, en contra de las tesis sostenidas por Araceli Boraíta, responsable de cardiología del Consejo Superior de Deportes (CSD), refrendadas ahora por una guía de referencia para todos los cardiólogos del mundo del colegio estadounidense de cardiología (la XXXVI Conferencia de Bethesda), en la que su patología aparece mencionada como de riesgo, en especial en la práctica del triatlón, deporte olímpico que une la natación, el ciclismo y la carrera a pie.
Los informes que presentó Gómez Noya en aquella ocasión los firmó William McKenna, miembro del equipo de cardiología del Hospital San Jorge de Londres, a quien el triatleta ferrolano, que se resiste a admitir la retirada de su licencia -recomendada por el CSD a la federación española-, visitará mañana mismo en la capital inglesa. McKenna ya le avaló en 2003, año en el que Gómez Noya firmó la sensacional consecución del título mundial sub'23, en la localidad neocelandesa de Queenstown, donde Raña -campeón del mundo un año antes y doble oro europeo, en 2002 y 2003- firmó el segundo puesto en la prueba de elite.
Gómez Noya comenzó a dejar constancia de su enorme clase también en las pruebas de la categoría máxima el año pasado, en el que fue protagonista de dos polémicas. Tras ser octavo en el europeo de Valencia, protagonizó un conato de 'espantada' en el Mundial de Madeira (Portugal), al pensar que no le llegaría la invitación de la ITU (Federación Internacional) que le había prometido gestionar la federación española para competir en esa prueba.
Gómez Noya no viajó a Funchal junto al resto del equipo. Lo hizo un día después, junto a su entrenador, José Angel Rioseco y, tras recibir la "wild-card", acabó logrando un sobresaliente octavo puesto final, en la jornada en la que a Raña se le escapó el que hubiese sido su segundo título mundial por sólo un suspiro, el del neozelandés Bevan Docherty, que le superó en el último metro. Tan sólo un día después del Mundial, la federación española anunció la lista para los Juegos Olímpicos de Atenas'04: con un tope de tres triatletas, Raña acudiría acompañado del vitoriano Eneko Llanos -subcampeón de Europa en Valencia- y del catalán Xavier Llobet.
En la lista no figuraba Javi. Y la polémica, fomentada sobre todo desde tierras gallegas -hubo quien quiso enfrentar a Gómez Noya con Raña, dos de los mejores deportistas de esa región-, estaba servida. En Atenas no se obtuvo, ni de lejos, el resultado deseado, lo que sirvió para echar más leña al fuego, pero las aguas volvieron a su cauce y lejos de fomentar una rivalidad ficticia, los caminos de Raña y Gómez Noya se unieron de nuevo cuando el astro de Ordes decidió cambiar de entrenador, desligándose de César Varela y uniéndose a Rioseco: el buque insignia del triatlón español y su sucesor aunaban sus fuerzas.
Al ferrolano le dieron el lunes un nuevo golpe moral y él luchará de nuevo por volver a competir, decisión que unos apoyan -entre ellos, su compañera de selección la santiaguesa Pili Hidalgo- y otros no comparten, debido al riesgo que podría correr su vida. De esta forma lo ha entendido el CSD y así lo entiende la federación que preside José Hidalgo, una de las que mayores éxitos ha dado al deporte español durante estos últimos años: prefieren prescindir de nuevos títulos y de una posible medalla olímpica en los Juegos de Pekín, en 2008. Para ellos, según afirman, lo principal es la salud de Gómez Noya.