Pereiro se queda a las puertas de su segunda victoria en el Tour pero sube tres puestos en la general

L D (EFE) Guerini, un valor seguro en el equipo de Ullrich y Vinokurov, hizo valer su veteranía y su amistad con Pereiro para atacar a menos de dos kilómetros de meta y dejar sin respuesta al gallego, a Sandy Casar y a Pellizotti, los compañeros de fuga desde el kilómetro 30, que entraron en un puñado de segundos. Había llegado a un pacto de no agresión con Pereiro, y como quiera que a ninguno le interesaba llegar con Pellizotti, rápido al esprint, hubo de quemar las naves a 2000 metros de meta, y la jugada le salió de maravilla para levantar eufórico los brazos con un tiempo de 3h.33.04, con espacio de sobra para celebrar a gusto el feliz acontecimiento.

Con Guerini saboreando el sabor dulce del éxito, el segundo del T-Mobile tras el logrado por Vinokurov en Briancon, fueron entrando en permanente goteo el grupo de corredores que se había aplicado en la persecución. El pelotón finalizó el paseo estival por el Macizo central con todos los ilustres a 4.31. Las fuerzas que no gastaron hoy bien les vendrá para la cronometrada de Saint Etienne. Por lo tanto los gallos de la general decidieron poner las piernas a punto para el duelo contra el reloj, última cita cara a cara, a la que llegarán con Armstrong como líder indiscutible, el italiano Ivan Basso segundo a 2.46 y el danés Rasmussen, rey de la montaña, a 3.46. Ullrich se batirá desde la cuarta plaza a 5.58 y Paco Mancebo, primer español, defenderá la quinta plaza a 7.08 del americano y 1.04 de ventaja al sexto, Levi Leipheimer.

Ya hubiera sido raro que Óscar Pereiro no se apuntara a la escapada buena que se formó antes del kilómetro 30. Con él se marcharon Guerini, otro italiano, Pellizotti (Liquigas) y el francés Sandy Casar. Con el beneplácito del pelotón, cabalgaron a su antojo, llegando a tener una renta máxima de 8.14 en el 96. Por detrás, un grupo perseguidor de diez corredores se hartó buscando la fusión, pero no hubo manera ante el empuje de Pereiro y sus amigos. Como la tranquilidad en ciclismo nunca es eterna, y menos con una etapa en juego, las hostilidades en el grupito bien avenido se desataron a falta de dos kilómetros de Le Puy. Pero todas se concentraron en el veterano de grupo, que arrancó para no volver, en el momento idóneo. Pereiro, con Pellizotti a su vera, se apartó por si alguien quería salir a por Guerini. Cuando se quisieron dar cuenta, el gregario de Ullrich, esta vez sin tropezar con fotógrafos, volvió a ser rey por un día, en el Tour, "donde crecen los ciclistas".

El podio del Tour 2005 quedará definido este sábado con la disputa de la vigésima etapa en la modalidad de contrarreloj individual en Saint Etienne, con un recorrido de 55,5 kilómetros, de perfil ondulado y un puerto de tercera categoría de 5,7 kilómetros. La última confrontación cara a cara del último Tour de Armstrong, a un día de su retirada.