L D (EFE) Un triunfo que lleva como recompensa un cheque por 300.000 euros y el honor de recibir el trofeo de manos del ecuatoriano Andrés Gómez, campeón de la prueba individual en 1990. Cuevas y Horna sentaron un hito, pues es la primera vez en la historia del tenis masculino que dos jugadores se unen por primera vez en un grande, y logran el título.
"Os felicito porque sois muy buenos también y os deseo lo mejor para Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos", decía Horna a sus rivales. "Quiero agradecer a Pablo, porque ha tenido un temple extraordinario y tendrá una carrera muy importante en individual y dobles. A toda la gente en Uruguay Perú y a los que nos han seguido. Desde aquí hemos sentido su apoyo. A mi familia, mis hijos, mi esposa a Pancho, gracias por el apoyo", afirmaba Horna, que acabó llorando, y añadía: "y gracias a todo Roland Garros, esto ha sido lo más grande de mi carrera y espero repetirlo".
"Felicitaciones, han sido muy buenas dos semanas, quiero felicitar a mi compañero por lo buena persona que es, a todo el equipo, a mi hermano y al publico suramericano que nos alentó desde las primeras rondas, y a todos los aficionados que nos ha estado enviado correos para darnos ánimos", señalaba Cuevas, por su parte. "Estoy muy contento por estar de vuelta en esta cancha, por lucho y por Pablo y el tenis de suramérica y esperamos una gran final mañana", dijo, por su parte, Andrés Gómez.
Ambos habían ganado juntos el challenger de Montevideo en noviembre de 2007. Para Horna fue un día especial porque se convirtió en el primer peruano en alcanzar una final del Grand Slam en la Era Open, superando a su compatriota Carlos di Laura, que fue semifinalista en París en 1985.
El tenis uruguayo también estuvo de fiesta, porque Cuevas se convirtió en el segundo tenista de esta nacionalidad en ganar un título de esta envergadura después de Fiorella Bonicelli, que ganó el título femenino de dobles en París en 1976 junto con Gail Lovera y el mixto en 1975 con el checo Tomas Koch.