La figura del escolta estrella James Harden, al que los seguidores de los Rockets de Houston lo tenían en lo más alto del pedestal y todavía le daban el margen de confianza de ser el líder capaz de conseguir un título de liga, se vino abajo este lunes con la confirmación de que quiere ser traspasado.
Harden, de 31 años, ha rechazado nada menos que la oportunidad de una extensión de contrato que le convirtiese en el primer jugador en la historia de la NBA que lograse 51 millones de dólares en una temporada.
Harden deja claro a los Rockets que desea ser traspasado a los Nets, en busca de su particular anillo, y su deseo es juntarse con el alero Kevin Durant y el base Kyrie Irving.
Los Rockets, conocedores de la intención de Harden de pedir el traspaso, le propusieron que firmara la extensión máxima permitida de dos años y 103 millones de dólares, además de los tres restantes que aún le quedan de contrato por 133 millones de dólares.
La demanda de traspaso de Harden a los Rockets se da días después de que el base estrella del equipo de Houston, Russell Westbrook, que fue fichado la pasada temporada, mediante traspaso con los Thunder de Oklahoma City, también ha hecho llegar a la directiva sus deseos de buscar una salida.
Los Rockets buscarán una salida... con calma
Houston valora la posibilidad de dar salida a Harden, pero con calma. Tiene tres años de contrato y lo que no tienen en mente los Rockets es satisfacer los deseos del escolta en cuanto a que el destino sean los Nets. Houston valora distintas ofertas y si acepta alguna, será la que más le convenga, no la que quiere Harden.
Los Rockets no tienen en mente comenzar un reconstrucción, por lo que en su cabeza está solicitar piezas ganadoras en un posible traspaso de Westbrook y de Harden, para seguir peleando por el título la próxima temporada. Tanto Westbrook como Harden tienen contrato en vigor, por lo que Houston no tiene ninguna prisa. Pacientemente, esperan ofertas y, si no están plenamente convencidos de ninguna, cerrarán la puerta de salida al base y el escolta. De ahí que, como ambos jugadores están bajo contrato, los Rockets no tienen ninguna prisa en forzar su salida y, por el contrario, su estrategia será la de mantenerse al margen hasta que del mercado de jugadores les pueda llegar la mejor opción y para eso deben ser pacientes.
Ambiente irrespirable
Lo malo para los Rockets y para el propio Harden es el ambiente que puede generarse en torno al equipo de Houston la próxima temporada si la Barba no termina de salir. Una situación que recuerda a la que vivió Anthony Davis cuando pidió a los Pelicans de Nueva Orleans ser traspasado en busca del título que consiguió esta misma temporada. Los Hornets no recibieron de inmediato una oferta que les llenara, por lo que Davis tuvo que quedarse medio curso en Nueva Orleans. Media temporada que resultó ser un auténtico infierno para él, ya que pasó de ser el ídolo local, al más rechazado y abucheado en cada partido que jugó en casa hasta que se cerró el traspaso.
Los aficionados de los Rockets y la propia franquicia tejana se sienten estafados. Desde hace años llevan montando un equipo a imagen y semejanza de Harden, con fichajes de la enjundia de Chris Paul y Westbrook. Ahora ven cómo todo se derrumba y que el propio Harden quiere abandonar el barco.