Si creíamos que la noticia del fichaje de LeBron James por los Lakers iba a ser con diferencia la más destacada de este verano en la NBA, nos equivocábamos. Poco han tardado los Warriors en demostrar que los que mandaban, los que mandan y los que seguirán mandando son ellos.
Cuesta pensar que, de aquí a que acabe el mercado de fichajes, alguna franquicia vaya a poder montar un equipo que consiga, ya no digo ganar, sino pelear el anillo a los Warriors. El único déficit (si es que había alguno) en el equipo de Steve Kerr, era un juego interior que DeMarcus Cousins cubrirá ahora con gran solvencia. El que fuera número 5 del draft, ahora mismo se encuentra de baja por la rotura que sufrió del tendón de Aquiles el pasado mes de enero. Los expertos dicen que Boogie no podrá volver a jugar hasta enero de 2019, pero lo cierto es que su equipo no lo necesitará realmente hasta los Playoffs.
Tras el anuncio del fichaje, las reacciones de los aficionados a la NBA no se han hecho esperar. La competitividad de la mejor liga del mundo queda en entredicho tras este fichaje. Ahora mismo , lo único que podría frenar a los Warriors de llevarse su cuarto anillo en cinco años, sería una plaga en forma de lesiones. La cruda realidad es que si ningún equipo se acercaba ya el año pasado al nivel de los de Oakland, con el fichaje de Cousins, las opciones se desvanecen.
Kevin Durant, Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y, ahora, DeMarcus Cousins. El primer quinteto en el que se juntan cinco jugadores All-Star desde 1975, cuando los Celtics, evidentemente, acabaran ganando el que sería su decimotercer anillo.