La historia oculta de Dirk Nowitzki, sexto máximo anotador de la NBA
Nowitzki alcanzó esta madrugada la mágica cifra de los 30.000 puntos. El alemán sonríe, pero en su paso por la NBA no todo ha sido coser y cantar.
Dirk Nowitzki hizo historia en la NBA. El alemán alcanzó la barrera de los 30.000 puntos ante los Lakers a lo grande. Anotando 25 puntos (6 de 9 en tiros de 2, 3 de 4 triples y 4 de 4 tiros libres) en la victoria 122-111 de sus Mavericks. Dirk se une a los Kareem Abdul-Jabbar, Karl Malone, Kobe Bryant, Michael Jordan y Wilt Chamberlain, casi nada.
Nowitzki alcanzó la gloria delante de su gente. En el American Airlines Center de Dallas que se llenó ante la posibilidad de que su estrella hiciera historia. Y lo consiguió con su jugada marca de la casa. Su mítico fadeaway jumper -tiro en suspensión con rápida finta hacía atrás para generar un espacio suficiente sobre tu defensor para armar el lanzamiento- . Los 20.424 aficionados vibraron en uno de los grandes momentos de la temporada.
Diamante en bruto
Dirk es uno de esos casos extraordinarios con los que te sorprende la naturaleza. Empezó a jugar al baloncesto a una edad muy tardía. Con 13 años. Su padre, Joerg, entrenador de balonmano, estaba obsesionado en convertirlo en un buen lateral izquierdo. En casa de los Nowitzki el baloncesto era cosa de mujeres, su madre Helga, antigua integrante de la selección alemana, y su hermana Silke, eran las que practicaban este deporte. "Ellas lo jugaban, así que creía que el baloncesto era un juego de señoritas. Pero la primera vez que pisé una cancha descubrí lo mucho que me gustaba", afirmó el teutón. La decisión de abandonar el balonmano no fue fácil, ya que supuso una dura época en la relación padre-hijo.
Tras superar las barreras familiares, Nowitzki empezó a jugar al baloncesto. Su tremendo potencial físico llamó la atención de Holger Geshwindner, capitán de la selección alemana de baloncesto que participó en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. Tras verlo en acción, Geshwinder tenía una obsesión. Aprovechar su físico y talento natural y pulir todos sus defectos técnicos para convertirlo en una máquina perfecta. Pidió permiso a sus padres para ser su entrenador personal y se convirtió en su maestro.
Con sus consejos y el tesón de Dirk, Nowitzki no dejó de crecer. Tras destacar en Alemania, los Mavericks se fijaron en él. 'Su magnífico lanzamiento fue la principal razón por la que lo fichamos', afirmó Don Nelson, el por entonces entrenador de los Mavs.
Con 19 años fue elegido en el puesto número 9 del draft de 1998 por los Milwaukee Bucks, que habían acordado intercambiar el 'pick' con los Mavericks, que seleccionaron a Robert 'Tractor' Traylor. Si Geshwindner fue su maestro -aún hoy sigue trabajando codo a codo con Dirk-, Don Nelson se convirtió en su padre adoptivo. Desde su temporada de rookie, donde Nowitzki se frustraba por lo poco que jugaba, hasta conseguir pasar la barrera de los 30.000 puntos en la NBA, ser 12 veces All- Star, llevar a Dallas a ganar el primer anillo de su historia y ser fiel a unos colores lo que le hacen ser una leyenda en la ciudad texana -ha llegado a renunciar a dinero de su contrato para que los Mavericks pudieran tener más margen salarial para construir una plantilla competitiva-, nada más y nada menos que 19 temporadas en la élite. Talento aderezado con disciplina y esfuerzo.
Como el mismo afirmó: "Ha sido un viaje de locos, con muchas subidas y bajadas. Pero vosotros siempre habéis estado a mi lado y hemos llegado hasta aquí. Ojalá lleguen muchos más".
Y es que no todo fue un camino de rosas. Uno de los capítulos más duros que le ha tocado vivir al bueno de Nowitzki fue la estafa que sufrió de la que creía que era la mujer de su vida.
Durísimo golpe directo al corazón
Dirk Nowitzki sufrió en 2009 uno de los mayores varapalos de su vida. El alemán descubrió horrorizado que su novia, con la que iba a casarse, era una delincuente habitual buscada por la policía. La prometida de Nowitzky, Cristal Taylor, de 38 años de edad, fue detenida en la residencia del jugador en Dallas. Tras la detención, empezó a destaparse la oscura realidad.
Fue condenada a cinco años de cárcel por saltarse la libertad condicional. Estaba en libertad vigilada por falsificación y robo. Taylor, que había engañado a Nowitzki sobre su pasado -12 años de prisión por ese cargo de falsificación y robo por el que cumplía la condicional, además de otros dos arrestos-, ingresó en la cárcel, ya que, cuando fue detenida en casa del jugador por un fraude para obtener gratuitamente atención médica de un dentista, se descubrió que no cumplía con la condicional y vivía bajo otra identidad. Taylor fue declarada culpable de varios delitos de estafa, utilización de identidades falsas -hasta 12 diferentes-, así como de violar repetidamente su libertad condicional. Toda una joya la novia de Nowitzki.
El jugador había conocido a Cristal hacía más de tres años, en 2006, y ambos comenzaron a mantener una relación a distancia. Tras muchas llamadas telefónicas y correos, ambos decidieron que había llegado la hora de estar juntos por fin. La relación siguió su curso y la pareja decidió dar un paso más allá, por eso a finales de diciembre del 2008 se comprometieron.
Nowitzki concedió una íntima entrevista al diario alemán Bild, en la que relató su trágica experiencia: "Al principio estaba por los suelos y muy decepcionado, triste y enfadado. Alguna vez conseguiré superarlo". A la surrealista historia aún le faltaba un último capítulo: Taylor y sus abogados sostuvieron, desde el momento de su detención, que estaba embarazada. Sin embargo, el abogado de Nowitzki, Robert Hart, aseguró que recibió la confirmación que no había ningún niño en camino. "Tal y como sospechábamos, no nos creímos la historia", declaró Hart.
Posteriormente se conoció que Cristal trabajó en un Night Club llamado 'Gold Club' en 2003. Bajo el nombre de Christy Briana Nobles. Fue el último mazazo para Nowitzki. Ese fue el punto y final de la relación amorosa de una estrella de la NBA con una delincuente estafadora. A partir de ahí, hundido, Nowitzki tuvo que salir del barro poco a poco.
Fueron días muy duros y como el mismo cuenta, el baloncesto le ayudó a tirar para delante. En 2012, tres años después del durísimo golpe del destino, el alemán volvía a enamorarse. Se casó con Jessica Olsen con quien sigue hoy en día y tiene dos niños.
Así es Nowitzki, la maquina perfecta que jamás se rinde y que llegó a superar un disparo directo al corazón.
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