La NBA llora el adiós del mejor triplista de la historia. Con una mecánica de tiro exquisita, Ray Allen era una delicia para la vista. A sus 41 años, el exjugador de los Bucks, Supersonics, Celtic y Miami Heat, decide colgar su metralleta.
La infancia de Ray Allen estuvo marcada por el trabajo de su padre, soldador en bases militares, que cada tres años cambiaba de destino. Siempre de la ceca a la meca, jamás se comprometió con nadie que no fuera una canasta. En la base militar de Edwards Air Force Base, en California, fue donde Ray, el niño de la sonrisa eterna, se inició en el baloncesto, jugando solo en una canasta situada justo detrás de unas oficinas. Su padre, Walter, llegó a decir que "los oficiales estaban todo el día quejándose porque Ray se pasaba horas y horas tirando solo el balón a aquella canasta. Una vez me dijeron que se pasó, literalmente, 7 horas, tirando aquel balón. Ahí me di cuenta, de verdad, de lo persistente que mí hijo podía llegar a ser". Su constancia, su carácter de líder, su disciplina, su afán de superación y su talento, eran unos ingredientes perfectos para pulir un auténtico diamante en bruto.
Salido del prolífico manantial de talento de Connecticut, allí comenzó a acribillar el aro -anotó 115 triples en su última temporada en la Universidad-. En 1996 los Timberwolves le eligieron en el draft con e número cinco, pero esa misma noche, sería traspasado a los Bucks de Milwaukee a cambio de Sthepon Marbury.
En el equipo del estado de Wisconsin, Ray Allen formaría parte de uno de los mejores Big Three de la época junto con Glenn 'Pichichi ' Robinson y Sam 'Alinígena' Casell
Tan solo la mala suerte, un superlativo Allen Iverson y decisiones arbitrales muy discutibles, privaron a Ray Allen y sus Bucks de disputar la final de la NBA ante los Lakers en la temporada 2000-01. Cayeron 4-3 ante los Sixers en la final de conferencia.
Allen, pura clase dentro y fuera de las canchas, hizo sus pinitos de actor en una película de Spike Lee junto a Denzel Washington ("He Got Game"). Además, ese mismo año, en el 2001, se llevó el oro olímpico con la selección estadounidense.
En el curso baloncestístico 2002-03 su mala relación con Gerorge Karl, por entonces técnico de los Bucks, hizo que su matrimonio con MIlwaukee terminara. Fue traspasado a los Seatlle Supersonic por Gary Payton. En Seattle consiguió formar una dupla de metralletas letal con Rashard Lewis que hizo que los Sonics le pelarán las semifinales de la conferencia Oeste a los Lakers de Kobe.
En el verano de 2007, los Celtics ficharon a Ray 'sugar' Allen para formar otro Big Three de leyenda junto a Kevin Garnett y Paul Pierce. Un anillo y un equipo para el recuerdo fue el balance de Allen como Celtic.
Además de ser un asiduo en el All Star -10 presencia en el partido de las estrellas-, poseer el récord de triples en una finales de la NBA, el 10 de febrero de 2011 superó al mito Reggie Miller como mejor triplista de la historia en la NBA -Nada más y nada menos que 2973 triples con un excelso 40% de porcentaje-.
El verano siguiente, Ray se marchó a Miami para formar junto a LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, un cuarteto de lujo. Allen dejó su selló en el estado de Florida al ser el fáctor X que cambió el destino de la final de la NBA en 2013. En el sexto partido, con San Antonio dominando la serie 3-2 y con los Spurs tres arriba, Allen se sacó un triple imposible de la chistera para forzar la prórroga, donde los Heat terminaron imponiéndose 100-103. En el séptimo y definitivo partido, Miami ganó 95-88 y Allen se pondría su segundo anillo.
Tras el batacazo que supuso perder la final del año siguiente, donde los Spurs se tomaron la revancha -fue su segunda final perdida-.Allen perdió el hambre y decidió retirarse.
El 15 de junio de 2014 Ray Allen jugó su último partido tras 18 temporadas en la NBA. Desde entonces, el mejor triplista de la historia de la liga no pudo recuperarse de sus habituales problemas físicos y hoy anunció definitivamente su retirada a través de una emotiva carta publicada en The Players' Tribune.
El escolta, de 41 años, puso fin de esta manera a los rumores que apuntaban a un posible regreso en este arranque de curso. "Hoy os escribo esto como un hombre de 41 años que se retira del baloncesto. Os escribo como un hombre que se encuentra completamente en paz consigo mismo", narra Allen, que promedió 18,9 puntos, 4,1 rebotes y 3,4 asistencias en 1.300 partidos en la NBA.
Una estética en el tiro perfecta. Un comportamiento ejemplar. Un look pulcro y elegante que escondía y esconde a un jugador, simplemente, letal. Allen y su muñeca, dejan huérfano el triple, que llorará durante años la marcha de su dios.