El esperado segundo duelo revancha de las pasadas Finales de la NBA entre los Warriors de Golden State y los Cavaliers de Cleveland reafirmó que los actuales campeones de liga son todavía mejor equipo que cuando ganaron el primer título desde la temporada de 1975.
Los Warriors confirmaron en la tradicional jornada festiva del día de Martin Luther King que no tienen rival dentro de la Conferencia Este después de destrozar a los defensores del título con el alero estrella LeBron James a la cabeza.
Nada cambió en el Quicken Loans Arena, de Cleveland, desde el pasado verano al ver cómo los Warriors con el base Stephen Curry volvieron a dar una exhibición de juego individual y de equipo al ganar por paliza de 98-132.
El mismo escenario y los mismos protagonistas del pasado verano cuando los Warriors y Curry dejaron bien claro que son el mejor equipo de la NBA y también el mejor jugador del momento.
El propio Curry adelantó que esperaba que el vestuario del equipo visitante del campo de los Cavaliers mantuviese todavía el olor al champán que utilizaron para celebrar el título de campeones.
Esta vez no hubo champán, pero si la misma alegría y a Curry como líder indiscutible del ataque arrollador de los Warrriors al aportar 35 puntos, incluidos siete triples, en sólo tres cuartos de partido que estuvo en el campo.
Mientras que el escolta reserva Andre Iguodala, el hombre que de manera sorpresiva ganó el premio de Jugador Más Valioso (MVP) en las pasadas Finales de la NBA, también se reivindicaba como hombre clave en la ofensiva de los Warriors al aportar 20 tantos.
Junto a Curry e Iguodala, el escolta Klay Thompson llegó a los 15 puntos, el alero Harrison Barnes, que volvió a la titularidad, logró 12, y el ala-pívot Draymond Green aportó 16 tantos, 10 asistencias, siete rebotes y puso dos tapones, que ayudaron a los Warriors a ganar por quinta vez consecutiva a los Cavaliers. James sumó solo 16 puntos, cinco rebotes y cinco asistencias.
Golpe de autoridad de los Warriors ante los Cavs
El equipo ye ye, liderado por la bailarina de claqué Sthepen Curry, trituró a LeBron y sus secuaces en su propia casa (98-132).
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