La NBA no sólo es la mejor liga del mundo por el nivel que exhiben sus jugadores sobre la cancha. Fuera de ella, el éxito organizativo, económico, social y de difusión que genera la competición estadounidense resulta absolutamente indiscutible. Cada vez más internacional (este año habrá 100 jugadores no estadounidenses, de 37 países distintos), su difusión cada año que pasa aumenta. Algo que, evidentemente, repercute de forma directa en el impacto económico de la competición.
Así, según un informe del prestigioso IEG Research, la liga ingresó en la temporada 2014/15 una cifra total de 739 millones de dólares en concepto de patrocinio, lo que supone un aumento del 8`9% respecto al curso previo. Y una cifra que, a buen seguro, no hará más que crecer en la recién arrancada campaña. Según dicho informe, la cervecera Anheuser-Busch, es la marca más activa y la que más dinero invirtió alcanzando acuerdos con el 81% de las franquicias. Tras ella, aparecerían en el escalafón la aseguradora State Farm, con presencia en siete de cada diez, y la bebida isotónica Gatorade, con un 68% de equipos patrocinados. Marcas deportivas como Adidas o Spalding, otras del sector de la automoción (Kia Motors), o los eternos rivales Coca Cola y Pepsi Cola, aparecen también dentro de los principales sponsors NBA.
En todo caso, dicho incremento económico no afectó obviamente por igual a todas las franquicias. Como es lógico, `mercados´ de mayor impacto, como Nueva York y Los Angeles, fueron los más beneficiados, de tal forma que Knicks, Nets y Lakers, pese a no estar ni mucho menos en la elite deportiva ahora mismo, fueron los tres equipos que más ingresaron en concepto de patrocinio. En el lado contrario, se encuentran muy por debajo de la media de la liga equipos de ciudades menos potentes, como los Charlotte Hornets, Milwaukee Bucks, Sacramento Kings o Minnesota Timberwolves. Llama también la atención la presencia de los Philadelphia 76ers, aunque en este caso el motivo sea obviamente deportivo, pues, pese a ser una ciudad importante en el statu quo estadounidense, el equipo del estado de Pensilvania cuajó una campaña catastrófica el curso pasado.
Otro aspecto a tener en cuenta es, sin duda, el televisivo, que finalmente es el motor que hace a la NBA lo que realmente es. Actualmente, Disney (ESPN y ABC), y Turner (TNT) han venido pagando una cifra conjunta algo inferior a los 1.000 millones de dólares por campaña, en un contrato que expirará el próximo verano. A partir de ahí, entrará en vigor el nuevo acuerdo pactado hace unos meses, según el cual los mismos operadores harán llegar la NBA a todo el país a cambio de unos 24.000 millones de dólares por nueve temporadas, hasta concluir al final de la 2024/25, lo que supone una cifra superior a los 2.500 millones por año baloncestístico. Una auténtica barbaridad que disparará aún más los ingresos de la competición presidida por un Adam Silver que, pese a las dudas que pudo generar tras la salida del histórico Comisionado David Stern, no ha hecho más que generar buenas noticias para sus clubes y seguidores durante su mandato.
Y es que, lógicamente, todo este incremento en los ingresos tendrá su inmediata repercusión en los salarios de los jugadores, que deben llevarse una cifra cercana al 50% de los ganancias televisivas de la liga. Esta temporada, el tope salarial (salary cap), se sitúa en los 70 millones de dólares aproximadamente (fue de 63 en la 2014/15). Ese concepto hace referencia a la cantidad que una entidad puede invertir en las nóminas de su plantilla, sin ser sancionado por la liga, aunque existen determinadas excepciones que permiten a algunos equipos alcanzar los 85 millones de dólares anuales en salarios sin ser multados por la liga. A partir de esa cifra, todas las franquicias que gasten más en la configuración de su plantilla, deberán, además, pasar nuevamente por caja, y abonar a la liga el llamado impuesto de lujo, por excederse en su tope salarial. Desde que entre en vigor el nuevo contrato televisivo, se calcula que el tope salarial andará muy cerca de los 90 millones de dólares (llegando a 100 con las excepciones), motivo por el cual varios jugadores, como LeBron James o Anthony Davis, firmarán algunos de los mayores contratos de la historia para entrar en vigor a partir del próximo verano. Sin ir más lejos, la estrella de los Pelicans, que este año ganará poco más de 7 millones de dólares, estará próximo a los 30 a partir de la 2016/17, durante cinco años en Nueva Orleans en los que ganará 145 millones en total. Por ese mismo motivo, LeBron James sólo renovó con los Cavaliers este verano por un año más otro opcional, en espera del nuevo acuerdo salarial.
Y eso que precisamente los Cleveland Cavaliers se irán ya este mismo año muy por encima del tope salarial. Tras renovar hace escasas fechas al pívot canadiense Tristan Thompson, su nómina de salarios está por encima de los 110 millones, evidentemente mucho más de lo permitido por la liga sin compensación de por medio. Así, los de Ohio, tras el impuesto de lujo, se gastarán en su desesperada búsqueda por el anillo la barbaridad de más de 185 millones de dólares sólo en pagar a sus jugadores.
Porque nada de lo que se mueve en la NBA se puede considerar nimio. Tras un verano repleto de movimientos, en el que se cerraron acuerdos por 1000 millones de dólares en sus primeras 24 horas de mercado, sorprende ver que todavía Kobe Bryant, en el que parece que será el año de su despedida, es el jugador mejor pagado de la liga, según informa la reputada web hoopshype.com, por delante de Joe Johnson, de los Brooklyn Nets, y otros grandes nombres de la liga como LeBron James, Carmelo Anthony, o Dwight Howard. Jugadores, algunos de ellos, que firmaron auténticos contratazos en su día, pero que sin duda alguna ahora mismo no forman parte de los cinco más determinantes de la competición. Curiosísimo es el caso del citado Anthony Davis, al que muchos colocan como favorito para ser el MVP de la liga este año, y que, con los poco más de 7 millones que se embolsará, ocupa el puesto 105 en el ranking de mejor pagados de la NBA.
En lo que se refiere a los equipos, sólo 12 no alcanzan los 70 millones del salary cap, y son 8 en total los que superan los 85, debiendo de abonar sí o sí el impuesto de lujo: Detroit, San Antonio, Chicago, Brooklyn, Miami, Oklahoma, Los Angeles Clippers, y Cleveland Cavaliers. De nuevo hay que reseñar que, desde luego, entre esos 8, hay varios que no aspiran ni mucho menos a ganar el anillo esta temporada, como Detroit, Brooklyn o Miami, por lo que el sobrecoste no parece que les vaya a salir especialmente rentable.
Finalmente, hay que reseñar, volviendo a los jugadores, que obviamente no sólo ingresan dinero de sus franquicias. En la NBA se encuentran algunas de las mayores estrellas del deporte mundial, y concretamente tres jugadores entre los deportistas que más dinero ingresaron en 2015, según Forbes. De esta forma, en una lista que encabezan los boxeadores Floyd Mayweather y Manny Pacquiao, seguidos de Cristiano Ronaldo, Lionel Messí y Roger Federer, LeBron James ocuparía el sexto lugar, con unos ingresos totales de 64.8 millones de dólares (44 por patrocinios), Kevin Durant el séptimo con 51.1 (35 por publicidad), y Kobe Bryant el décimo, con 49.5 de los cuales 26 vendrían por la venta de su imagen.
Queda claro pues, y aunque suene a romper el tópico, que es evidente que en la NBA sí que es oro todo lo que reluce. Al menos, desde luego, en lo que a la cantidad de dinero en movimiento se refiere relacionada de una u otra forma con la mejor competición del baloncesto mundial.