La falta de gasolina, la lesión en la prórroga de Irving -tiene mala pinta esa rodilla izquierda-, y el tremendo oficio de los Warriors dieron el triunfo a los de Golden State en el primer partido de las finales de la NBA frente a los Cleveland Cavaliers. Los de Steve Kerr demostraron que son un auténtico equipazo camaleónico, que se adaptan a todo tipo de partidos y a cualquier circunstancia -nervios e inexperiencia, ritmo lento, arbitraje anti-casero, inicio gaseoso de sus metralletas, encuentro fantasma de Bogut, el ancla californiano en la defensa, y partidazo de LeBron James (44 puntos con 18 de 38 en el tiro, 8 rebotes, 6 asistencias). Muchos recursos en unos Warriors que sin estar brillantes demostraron madera de campeón al ponerse el mono de trabajo y fajarse en el barro con el cuchillo entre los dientes.
Comenzó frío el ritmo del partido, quizá influido por la inactividad de más de una semana acumulada por ambos equipos. De inicio se vio a unos Warriors muy nerviosos y desacertados en el tiro -tan sólo 14 puntos en 11 minutos-. Apoyados en un enorme Tristan Thompson en el rebote -capturó 16 la roca-, y en un enchufado Lebron James, los Cavs, que consiguieron el guión de partido que buscaban, anestesiando el ritmo de juego, tomaron distancia. 29-19.
Con la salida a pista de la segunda unidad de los de la bahía de San Francisco -Livingston, Iguodala y Barbosa, que fino está el microondas brasileño!-, y el paso por el banquillo de Lebron, Golden State comenzó a acortar distancias. Sin duda una de las claves de este primer partido estuvo en los actores secundarios; mientras los Warriors disfrutan de una segunda unidad que juega de memoria y en la que cualquier jugador puede anotar, los Cavs se desangran cada vez que 'el elegido' tiene que descansar. No están acostumbrados a tomar decisiones y organizar ataques. En Cleveland todo nace y muere con lo que Lebron pueda ofrecer. Tan sólo Irving -partidazo del talentoso base de Melbourne con 23 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y 4 robos- es capaz de poner un toque de rebeldía en esa dictadura lebroniana.
El primer acto moría con un ritmo de partido mucho más trepidante que el del primer cuarto , con la aparición en escena de Stephen Curry, Klay Thompson -21 puntos y 6 rebotes- y Draymond Green, que comenzaban a asomar la cabeza tras firmar 6 pírricos puntos con 2 de 12 en el tiro en los primeros 18 minutos de partido, y una impresionante exhibición de un Lebron al que ni Iguadola ni Green podían parar en defensa.
Con el intercambio de canastas y un triple sobre la bocina de cortacircuitos Smith -James le 'cedió' gentilmente el último tiro a un J.R. que hoy apareció en el Oracle Arena con la flechita hacía abajo -3 de 13 en tiros-, los Cavaliers se iban al descanso con 3 de ventaja (48-51).
La segunda mitad fue un 'Dejá Vu' del primer acto. Con Irving y James enchufando y unos Warriors desacertados en el tiro, de nuevo los Cavs tomaron impulso. Con las cenizas del tercer cuarto, llegó el momento de dos hombres: Iguadola y la manita desde 5 metros de Speights, hicieron acto de presencia en el ataque de los de Oakland, para mantener a su equipo a flote (empate a 73 al iniciarse el último cuarto).
Los últimos doce minutos nos dejaron acciones espectaculares con un intercambio precioso de canastas imposibles de los Curry, Draymond Greene -fundamental el despertar del factor X de los Warriors- frente a Lebron , Irving, y en los último minutos la aparición de un Mozgov al que el pick and roll con Lebron le hizo mostrar sus virtudes en ataque.
En los últimos 30 segundos llegó el duelo de las dos grandes estrellas. Curry y James -con la lengua fuera sólo anotó 2 de sus últimos 9 tiros-tuvieron en sus manos la victoria. Un tapón de Irving con falta clara impidió una bandeja fácil de la bailarina de claqué -sin jugar su mejor partido Curry terminó con 22 puntos y 8 asistencias-, mientras Lebron falló un tiro largo sobre la bocina.
En la prórroga, ya sin Kyrie Irving -viendo como cojeaba la pregunta es si volverá a jugar en las finales- y con un LeBron exhausto, los Warriors demostraron que su enorme sinfonía coral tiene muchos más argumentos que el régimen autoritario lebroniano. Con un parcial de 10 a 2 en el tiempo extra, Golden State se impone 108-100 y pone el 1-0 en la serie. El domingo segundo asalto.