La ley LeBron asalta San Antonio
Los 35 puntos y 10 rebotes del de Akron igualan la serie (1-1).
Probablemente lo mejor que podía ocurrirle a estas finales de la NBA era la victoria de Miami en el segundo partido, tras alzarse San Antonio con el primero. Y el 96-98 con el que los Heat han cerrado el partido deja a los de Florida con la ventaja moral que siempre supone robar el factor cancha a tu adversario, antes de dos partidos consecutivos en su propio feudo.
Pero hay más cosas positiva para los de Spoelstra, como saber sobreponerse a un nuevo arranque en el que San Antonio, otra vez, fue mejor, con un juego coral basándose en su Big Three que les permitió tener hasta más de diez puntos de renta (30-19) a poco de iniciarse el segundo cuarto. Fue ahí cuando los Heat comenzaron a enfundarse, desde la defensa claro, el mono de trabajo, logrando asfixiar el ataque texano en la recta final de la primera parte, hasta conseguir llevar el partido con tablas al descanso (43-43), merced de nuevo a un gran Chris Bosh, al que se en su mejor momento físico de las últimas tres finales, y a un LeBron James que sin haber destacado excesivamente en la primera mitad, en la que por momentos hizo la guerra por su cuenta, ya alcanzaba las cifras de 13 puntos y 7 rebotes en el ecuador del juego. Por eso es el mejor jugador del planeta.
Vencer en San Antonio es una ardua tarea, especialmente si, más allá de Duncan, Parker y Ginóbili, su pléyade de secundarios comienza a anotar con regularidad. Y eso es justamente lo que ocurrió en el tercer cuarto, con la irrupción de Green, Leonard o Mills haciendo muchísimo daño desde el perímetro. Fue entonces cuando asistimos a una exhibición espectacular de LeBron James, que con varias canastas consecutivas de todos los colores dejó bien claro que no estaba dispuesto a que este partido se le escapara como el del pasado jueves. La exhibición del jugador nacido en Akron fue de esas para el recuerdo, especialmente por producirse en toda una final de la NBA, y más aún cuando venía de ser el centro de las críticas por parte de sus detractores tras su lesión en la recta final del primer partido.
Sin embargo, ni la mejor versión de King James logró un partido plácido para Miami. San Antonio se aferró al partido hasta el último instante, con el eterno Duncan dominando los tableros, y Tony Parker como jefe de operaciones en la cancha. Nada nuevo bajo el Sol, por tanto. Todo se decidió en dos minutos finales que pudieron caer de cualquier lado, pero en los que los Heat tuvieron las ideas más claras. San Antonio confió en un desacertado Ginóbili, que falló dos lanzamientos y perdió una pelota decisiva, mientras LeBron tiró de inteligencia para ceder responsabilidad a Chris Bosh en un triple lateral que dio la iniciativa a los suyos. Posteriormente, de nuevo un Bosh pleno de confianza y salud, se asoció con Wade para sentenciar un triunfo que pone a Miami Heat en la senda correcta del threepeat.
El próximo martes, ya en Miami, una nueva batalla en una final que no está decepcionando a nadie. Baloncesto de altísimos quilates por ambos equipos, jugadores que parecían venidos a menos recuperando sensaciones y nivel físico, sobre todo en los Heat (Chris Bosh, Ray Allen o Rashard Lewis), y el juego colectivo de los Spurs plantando cara al equipo con más talento del mundo. La serie promete ser larga… Aunque probablemente con un LeBron a este nivel, el triunfo texano pasa casi por ser una epopeya. ¿Serán capaces?
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