Otro escándalo sacude a la NBA. Después del episodio de racismo protagonizado por Donald Sterling -el que fuera dueño de Los Angeles Clippers ha sido sancionado de por vida y le fue impuesta una multa de 2,5 millones de dólares-, Mark Jackson salta a la palestra por una información de su etapa de entrenador.
El que fuera técnico de los Golden State Warriors durante esta temporada ha reconocido, tras ser preguntado por un posible fichaje del pívot Jason Collins -el primer jugador de la NBA en activo que reconoció públicamente su homosexualidad-, que no quería gays en su vestuario.
Las bajas obligaban a poner algún parche y llegó a sonar la opción de hacer un contrato de diez días a Collins. Sin embargo, según informa SFBay, el entrenador no quería a un homosexual en su equipo.
Jackson explicaba el motivo de su negativa: "Vivimos en un país que te permite ser lo que quieras. Yo soy cristiano y sirvo a Dios, que también te da libertad para decidir tu vida. Como cristiano tengo creencias de lo correcto y lo incorrecto. Dicho esto, conozco a Collins, a su familia y rezo por él", explicaba.
La destitución de Jackson como entrenador de los Warriors ha causado una gran sorpresa en la NBA, sobre todo debido a la gran temporada realizada por el equipo.