(Libertad Digital) Una bola muy mal rematada en la red por Djokovic impulsaba a Rafa Nadal hacia la conquista del oro, que disputará el domingo ante Fernando González. El balcánico, que había ejecutado un estupendo ejercicio de reacción para equilibrar el desnivel obtenido por Nadal en el inicio del partido, se llenó de rabia para terminar con la resistencia del español, que había devuelto otros dos remates que reflejaron la numantina resistencia a la que estaba dispuesto a llegar el balear para amarrarse a lo alto del podio.
Nadal se asegura un premio en sus primeros juegos como participante individual. Un metal. Y enfila abrir la historia para el tenis español y lograr la primera medalla de oro en unos Juegos. El balear ya ha llegado a donde lo hicieron Jordi Arrese en Barcelona'92 y Sergi Bruguera en Atlanta'96. Ambos salieron malparados al conformarse con la plata. Pero el próximo domingo puede disparar la gloria de su deporte. Más botín para el tenis olímpico español, que acumula nueve preseas. Diez con la amarrada por Nadal. Y próxima a una más si el dobles femenino de Anabel Medina y Virginia Ruano ganan un partido más.
Fue una labor ardua, digna de las dos raquetas más en forma del circuito. De toda una final anticipada. El inminente número uno del mundo embocó el cara a cara con idéntica determinación con la que le sirvió para ventilar dictatorialmente al ruso Igor Andreev y al austríaco Jurgen Melzer. No suele tener en cuenta Nadal los antecedentes. Su cabeza es metódica. Omite el pasado independientemente de las sensaciones que deparará y las consecuencias para el futuro.
El español empieza de cero. Con convencimiento. Pasó por alto, por tanto, el hecho de que la raqueta de Belgrado, la más firme candidatura a inquietar el orden establecido en el ránking ATP, fuera el último en ganarle. Hace apenas diez días. Sobre una superficie similar a la del Centro Olímpico de Tenis. Y con cierta claridad. En las semifinales del Masters Series de Cincinnati. Nadal rompió en el quinto y séptimo juego y, aunque Djokovic reaccionó, el español terminó por cerrar la manga Djokovic salió al paso a la embestida de Nadal. Nadie más que el de Belgrado presentaba en Pekín 2008 una hoja de servicios tan solvente. No cedió set alguno hasta su llegada a semifinales. Por lo que tardó en asimilar la situación.
El primer serbio en alcanzar unas semifinales olímpicas cambió de raíz el signo del duelo. Afianzado con el saque golpeó con determinación. Sin dar opción de respuesta al español, que sólo fue capaz de resguardar un saque acaparó los juegos del segundo. Sólo en una ocasión Nadal pudo mantener su saque. Resolvió por 6-1. Un guarismo que formó parte del marcador que logró el balcánico en la semifinal de Cincinnati, hace justo ahora dos semanas.
La resistencia de Djokovic le hizo perder continuidad al español, que agotó sus fuerzas y sus opciones en la tercera manga. La del trayecto último hacia el oro. Fue cuando el serbio ejecutó su mejor juego. Sólido en todos los aspectos. Firme en la resolución de los puntos. Nadal se amarró a la pista. Se dejó la vida en cada acción a la espera del error de su adversario. Llegó en el décimo juego del tercer set. Djokovic salvó la primera. Pero erró con estrépito la segunda y fue condenado a la lucha por el bronce con el estadounidense James Blake, que ha perdido ante Fernando González, 'Feña', por 4-6, 7-5 y 11-9 después de casi tres horas de partido.
Nadal se asegura un premio en sus primeros juegos como participante individual. Un metal. Y enfila abrir la historia para el tenis español y lograr la primera medalla de oro en unos Juegos. El balear ya ha llegado a donde lo hicieron Jordi Arrese en Barcelona'92 y Sergi Bruguera en Atlanta'96. Ambos salieron malparados al conformarse con la plata. Pero el próximo domingo puede disparar la gloria de su deporte. Más botín para el tenis olímpico español, que acumula nueve preseas. Diez con la amarrada por Nadal. Y próxima a una más si el dobles femenino de Anabel Medina y Virginia Ruano ganan un partido más.
Fue una labor ardua, digna de las dos raquetas más en forma del circuito. De toda una final anticipada. El inminente número uno del mundo embocó el cara a cara con idéntica determinación con la que le sirvió para ventilar dictatorialmente al ruso Igor Andreev y al austríaco Jurgen Melzer. No suele tener en cuenta Nadal los antecedentes. Su cabeza es metódica. Omite el pasado independientemente de las sensaciones que deparará y las consecuencias para el futuro.
El español empieza de cero. Con convencimiento. Pasó por alto, por tanto, el hecho de que la raqueta de Belgrado, la más firme candidatura a inquietar el orden establecido en el ránking ATP, fuera el último en ganarle. Hace apenas diez días. Sobre una superficie similar a la del Centro Olímpico de Tenis. Y con cierta claridad. En las semifinales del Masters Series de Cincinnati. Nadal rompió en el quinto y séptimo juego y, aunque Djokovic reaccionó, el español terminó por cerrar la manga Djokovic salió al paso a la embestida de Nadal. Nadie más que el de Belgrado presentaba en Pekín 2008 una hoja de servicios tan solvente. No cedió set alguno hasta su llegada a semifinales. Por lo que tardó en asimilar la situación.
El primer serbio en alcanzar unas semifinales olímpicas cambió de raíz el signo del duelo. Afianzado con el saque golpeó con determinación. Sin dar opción de respuesta al español, que sólo fue capaz de resguardar un saque acaparó los juegos del segundo. Sólo en una ocasión Nadal pudo mantener su saque. Resolvió por 6-1. Un guarismo que formó parte del marcador que logró el balcánico en la semifinal de Cincinnati, hace justo ahora dos semanas.
La resistencia de Djokovic le hizo perder continuidad al español, que agotó sus fuerzas y sus opciones en la tercera manga. La del trayecto último hacia el oro. Fue cuando el serbio ejecutó su mejor juego. Sólido en todos los aspectos. Firme en la resolución de los puntos. Nadal se amarró a la pista. Se dejó la vida en cada acción a la espera del error de su adversario. Llegó en el décimo juego del tercer set. Djokovic salvó la primera. Pero erró con estrépito la segunda y fue condenado a la lucha por el bronce con el estadounidense James Blake, que ha perdido ante Fernando González, 'Feña', por 4-6, 7-5 y 11-9 después de casi tres horas de partido.