L D (EFE) Rafa Nadal disputará este domingo su tercera final del Godó consecutiva, donde le espera el argentino Guillermo Cañas, tras derrotar hoy en semifinales a su compatriota David Ferrer (7-5 y 6-1), en una hora y 35 minutos de partido.
El bicampeón de Roland Garros tendrá en Cañas el último obstáculo para conquistar su duodécimo título seguido en tierra batida. El principal favorito para llevarse el torneo cumplió con los pronósticos y encadenó su victoria número 71 en tierra, ante un Ferrer que puso en apuros a su rival en el primer set, pero que acabó bajando los brazos en la segunda manga ante la clara superioridad del mallorquín.
Jugar contra Nadal es una cuestión de distancia y de ritmo. Si se deja al manacorense tomar la distancia a la pista e imponer su ritmo, al final el adversario revienta. Ferrer reventó, pero no en el primer set, que jugó con mucha intensidad, gran acierto y sumo criterio hasta que Nadal despertó con el 5-5. Hasta ese momento, el alicantino plantó cara a Nadal. Perdió el servicio en el primer juego, recuperó la rotura en el siguiente y siguió jugándole de tú a tú durante casi una hora.
Nadal no encontraba la forma de hacer daño a Ferrer, que pegaba largo, se defendía bien y no dejaba que su rival se metiera en la pista, pero el alicantino cedió inesperadamente el servicio en el undécimo juego y dejó escapar el primer set (7-5). Si ganarle una manga a Nadal en tierra ya es complicado, robarle dos parece una tarea casi imposible, y eso debió pensar Ferrer, consciente de que acababa de jugar sus mejores bazas y, pese a ello, la primera mano ya la había perdido.
El de Jávea ganó su saque en el primer juego del segundo set, pero ahí acabó todo, porque la respuesta de Nadal fue hacerle seis juegos seguidos. El número dos mundial, con el marcador ya a favor, se fue entonando poco a poco para acabar desplegando todo su repertorio de golpes, y Ferrer, sin saber cómo, pasó de llevar la iniciativa en algunas fases del encuentro a correr detrás de la bola como un poseso
El bicampeón de Roland Garros tendrá en Cañas el último obstáculo para conquistar su duodécimo título seguido en tierra batida. El principal favorito para llevarse el torneo cumplió con los pronósticos y encadenó su victoria número 71 en tierra, ante un Ferrer que puso en apuros a su rival en el primer set, pero que acabó bajando los brazos en la segunda manga ante la clara superioridad del mallorquín.
Jugar contra Nadal es una cuestión de distancia y de ritmo. Si se deja al manacorense tomar la distancia a la pista e imponer su ritmo, al final el adversario revienta. Ferrer reventó, pero no en el primer set, que jugó con mucha intensidad, gran acierto y sumo criterio hasta que Nadal despertó con el 5-5. Hasta ese momento, el alicantino plantó cara a Nadal. Perdió el servicio en el primer juego, recuperó la rotura en el siguiente y siguió jugándole de tú a tú durante casi una hora.
Nadal no encontraba la forma de hacer daño a Ferrer, que pegaba largo, se defendía bien y no dejaba que su rival se metiera en la pista, pero el alicantino cedió inesperadamente el servicio en el undécimo juego y dejó escapar el primer set (7-5). Si ganarle una manga a Nadal en tierra ya es complicado, robarle dos parece una tarea casi imposible, y eso debió pensar Ferrer, consciente de que acababa de jugar sus mejores bazas y, pese a ello, la primera mano ya la había perdido.
El de Jávea ganó su saque en el primer juego del segundo set, pero ahí acabó todo, porque la respuesta de Nadal fue hacerle seis juegos seguidos. El número dos mundial, con el marcador ya a favor, se fue entonando poco a poco para acabar desplegando todo su repertorio de golpes, y Ferrer, sin saber cómo, pasó de llevar la iniciativa en algunas fases del encuentro a correr detrás de la bola como un poseso
Por su parte, Guillermo Cañas puso la directa en el primer set, donde se adelantó por 5-2 ante un Calleri al que le costaba encontrar su ritmo en el intercambio. Sin embargo, el de Río Blanco encadenó tres juegos seguidos y forzó el primer desempate antes de ceder la manga inicial. Guillermo Cañas empezó rompiendo el saque de Calleri en el segundo parcial, pero unos problemas en su antebrazo derecho, que hizo necesario la presencia del fisioterapeuta en varias ocasiones, frenaron su progresión.
Calleri entonces se envalentonó, empezó a jugar más metido en la pista y a soltar el brazo para ejecutar con acierto dentro del rectángulo de arcilla todo lo que hasta ese momento había tirado fuera. Pese a todo, el bonaerense logró tener 5-4 y saque a favor en el segundo, pero malgastó dos bolas de partido con una derecha que se estrelló en la red y una doble falta. Su rival logró forzar otra vez el juego de desempate y e igualar el partido a un set.
Cañas pidió de nuevo la asistencia del fisio, ésta vez por molestias en el pie izquierdo, antes de afrontar la tercera manga. Calleri estaba jugando de menos a más y su rival parecía mermado físicamente, así que no era descabellado pensar que el set definitivo podía resolverse con relativa facilidad del lado del de Río Blanco.
Pero entonces apareció el Cañas más aguerrido y el Calleri más errático. El segundo tuvo opción de igualar a uno pero falló una incomprensible derecha a mitad de pista, también tuvo bola de rotura con 1-2 en contra que malgastó, y Cañas no perdonó. Con 3-0 en contra, Calleri quemó sus últimos cartuchos, rompió el saque de Caña y pudo igualar a tres, pero volvió a ceder con su saque y ahí se acabó el partido.
Tras casi tres horas de gran tenis 'Willy', ganó por tercera vez a su amigo (hasta hoy iban 2-2 en sus enfrentamientos directos), con el que se fundió en un brazo cuando se encontraron en la red. Un español, Rafael Nadal o David Ferrer le esperan en la final.
Tras casi tres horas de gran tenis 'Willy', ganó por tercera vez a su amigo (hasta hoy iban 2-2 en sus enfrentamientos directos), con el que se fundió en un brazo cuando se encontraron en la red. Un español, Rafael Nadal o David Ferrer le esperan en la final.