(Libertad Digital) Nadal, en su primera intervención en este Grand Slam, no pudo festejar mejor su 19 cumpleaños y tras una temporada impresionante, con cinco títulos, ha ampliado su número de victorias consecutivas en tierra a 23. En dos horas y 47 minutos, el español escribió una de las páginas más brillantes de su carrera que puede tener su continuación este domingo en la final.
Federer luchó por alargar el partido lo más posible y así forzar una suspensión por la ausencia de luz, para continuarlo este sábado por la mañana. Las dos horas de retraso respecto al horario previsto pudieron jugarle una mala pasada a Nadal. El partido anterior entre Puerta y Davydenko se extendió hasta las tres horas y media de juego, por lo que todo hacía presagiar que el partido entre el español y el suizo quedaría sin terminar este viernes.
También hizo aparición la lluvia, que detuvo el partido tras el primer set. Nadal podría acusar jugar tres días seguidos y llegar más cansado que su rival a la final. Sin embargo, ninguno de estos factores alteró el desenlace final del encuentro.
El español ha salido muy concentrado a la pista central de Roland Garros y apenas dio oportunidades a su rival en el primer set. Con un juego arrollador, Nadal rompió cuatro veces el servicio de su rival y se apuntó la primera manga (6-3). El número uno del mundo fallaba puntos cantados y Nadal no desaprovechaba sus oportunidades.
Sin embargo, la segunda manga cayó del lado de Federer (4-6). El suizo despertó tras un primer set en el que no encontró su sitio en la pista y se adjudicó el segundo, aunque no con toda la facilidad con la que se le fueron presentando las cosas, ya que el tenista manacorí hizo un amago de remontada tras vencer dos juegos seguidos.
Tras la segunda manga, Nadal dejó pocas opciones a su contrincante. El tercer set estuvo muy igualado pero la mayor concentración del español daba al traste con los intentos del suizo, que seguía mostrándose errático y desconcentrado (6-4).
El cuarto y definitivo set comenzó a favor del número uno del mundo, que parecía encontrar por fin su sitio sobre la pista (3-1). Sin embargo, Nadal volvió a demostrar su gran juego con grandes golpes de izquierda que llevaron a Federer a gritar de desesperación. Nadal acabó remontado el partido –ganó cinco juegos seguidos- y, tras romper el servicio a Federer en el octavo juego, acabó apuntándose la manga decisiva que lo sitúa en la final del prestigioso Grand Slam francés, donde se verá las caras este domingo con el argetino Mariano Puerta, número 37 del mundo.
"Para mi es increíble estar en esta final, habiendo ganado al número uno, es un sueño", dijo Nadal todavía manchado por la tierra roja de la pista Philippe Chatrier. "Federer es el mejor del mundo, no sólo en tenis, sino en todos los aspectos, es un fenómeno", comentó el español.
"Voy a volver a intentarlo, el público ha estado extraordinario", dijo Federer tras su derrota. "Estoy satisfecho de mi juego pero Rafa ha jugado muy bien", comentó el suizo, que cometió 62 errores no forzados, y que no había perdido un set hasta este partido en esta edición de Roland Garros. El suizo tendrá que esperar un año más para adjudicarse el prestigioso Grand Slam francés.
"Voy a volver a intentarlo, el público ha estado extraordinario", dijo Federer tras su derrota. "Estoy satisfecho de mi juego pero Rafa ha jugado muy bien", comentó el suizo, que cometió 62 errores no forzados, y que no había perdido un set hasta este partido en esta edición de Roland Garros. El suizo tendrá que esperar un año más para adjudicarse el prestigioso Grand Slam francés.
El rival de Nadal el próximo domingo, el argentino Mariano Puerta, se impuso al ruso Nikolay Davydenko, duodécimo cabeza de serie, por 6-3, 5-7, 2-6, 6-4 y 6-4 en tres horas y 29 minutos, para convertirse en el cuarto jugador argentino en llegar a la final de París, tras Guillermo Vilas, Gastón Gaudio y Guillermo Coria. La estadística sonríe al español en sus anteriores encuentros contra el argentino (2-1). Esta nueva victoria de Nadal le convierte en el quinto jugador más joven en la historia que juega la final de Roland Garros.