L D (EFE) A Rafael Nadal su 20 cumpleaños estuvo a punto de atragantársele dos veces pero el zurdo de Manacor volvió a salir de apuros, creciéndose ante la adversidad para ganar al francés Paul Henri Mathieu después de casi cinco horas de lucha y alcanzar los octavos de final. Ni siquiera un trozo de plátano que se le atravesó en la garganta durante el final del tercer set, ni el gran empeño de su rival fueron suficientes para doblegar la voluntad de Nadal, que obtuvo su 56 victoria consecutiva en tierra batida al imponerse a Mathieu (29), campeón junior de este torneo en el 2000 (venció a Tommy Robredo en aquella final) por 5-7, 6-4, 6-4 y 6-4 después de cuatro horas y 53 minutos de agotadora lucha.
No obstante, Nadal tuvo que sufrir demasiado ante un jugador al que había ganado ya en cuatro ocasiones, la última este año en Dubai, sobre pista dura, de 24 años y 32 del mundo, pero que hoy se multiplicó y a punto estuvo de llevar al español al borde de sus fuerzas. El manacorense dejó escapar ocho veces su saque, aunque lo robó en ocho, y eso marcó la diferencia. De todas formas, la sentencia del estadounidense Kevin Kim, segunda muesca de Nadal en este torneo, fue un fiel reflejo de lo que sucedió en la pista Philippe Chatrier ante casi 16.000 aficionados franceses que soñaban con la victoria de su representante. "Jugar contra Rafael es como atravesar el desierto del Sahara, ver las colinas al fondo y no poder tocarlas", había dicho Kim.
Pese a todo no fue el mejor partido de Nadal, pues el de Manacor cometió demasiados errores no forzados, y no tuvo la chispa y frescura de duelos anteriores. Al español le costó entrar en el encuentro, quizás porque era difícil abstraerse de tanta felicitación que ha recibido en su onomástica, o porque el rival le llevó también a situaciones límites. Lo cierto fue que Nadal sacó el partido adelante a base de pundonor y también de garra, solventando incluso el incidente con el trozo de plátano que se le atragantó al final del tercer set, y que le hizo llamar al médico del torneo cuando le faltaban tres puntos para liquidar esa manga. Bastaron unos sorbos de agua para que el alimento bajara y Rafael se sintiera de nuevo cómodo.
Ahora le espera el australiano Lleyton Hewitt (14) en el horizonte, campeón del Abierto de Estados Unidos en 2001 y de Wimbledon en 2002, que hoy superó al eslovaco Dominik Hrbaty (22), por 7-6 (5), 6-2 y 6-2, y con el que ha perdido sus tres encuentros, hasta hoy, pero siempre en pista dura: Abiertos de Australia 2004 y 2005, y Masters Series de Toronto en 2004. La jornada resultó especial además para el barcelonés Alberto Martín, campeón júnior de Roland Garros en 1996 al vencer en la final al sueco Bjorn Rehnquist, que ha necesitado diez años para lograr su mejor resultado en París al clasificarse hoy por primera vez para los octavos de final tras derrotar al belga Olivier Rochus después de casi cuatro horas de agotadora lucha.
"Estoy muy contento después de tantas decepciones aquí", señaló Beto, que se impuso por 7-5, 4-6, 6-7 (5), 6-1 y 6-4, "porque cuando pierdes en estas pistas lo pasas muy mal. Es un torneo que lo quieres hacer bien. Además después de ganar el junior aquí tenía esperanzas, pero he tenido que esperar mucho tiempo para ello. Pero aquí estoy ahora y espero seguir adelante". Beto se medirá con el francés Julien Bennetau que derrotó al checo Radek Stepanek, novio de la suiza Martina Hingis, por 5-7, 7-5, 7-6 (8) y 6-3.
La jornada la completó el alicantino Rubén Ramírez Hidalgo, de 28 años, 79 del mundo que dio la gran sorpresa al eliminar a su paisano, David Ferrer, cuarto finalista el pasado año y 15 favorito, y a quien nunca antes había logrado ganar en cuatro encuentros. Rubén, entrenado por Felipe Beneroso, ganó por 7-6, 7-5 y 6-4, y espera un rival que saldrá del encuentro entre el argentino Juan Monaco y el croata Ivan Ljubicic (4). Mientras, Anabel Medina, la última española que quedaba en liza de las siete que comenzaron, cayó en la tercera ronda, ante la belga Kim Clijstes, segunda favorita, por 6-3 y 6-4 en 79 minutos.
El poderío de la jugadora belga, finalista en 2001 y 2003 en París, quedó patente en el partido contra la española, que en un arranque esperanzador se puso con 3-1 arriba en el primer set. Luego la derecha de Clijsters comenzó a funcionar mejor y la belga enlazó cinco juegos consecutivos para cerrar esa primera manga. La segunda mucho más igualada, pero Clijsters logró romper en el noveno juego y apuntilló luego con su servicio, tras salvar de forma contundente dos bolas de ruptura
No obstante, Nadal tuvo que sufrir demasiado ante un jugador al que había ganado ya en cuatro ocasiones, la última este año en Dubai, sobre pista dura, de 24 años y 32 del mundo, pero que hoy se multiplicó y a punto estuvo de llevar al español al borde de sus fuerzas. El manacorense dejó escapar ocho veces su saque, aunque lo robó en ocho, y eso marcó la diferencia. De todas formas, la sentencia del estadounidense Kevin Kim, segunda muesca de Nadal en este torneo, fue un fiel reflejo de lo que sucedió en la pista Philippe Chatrier ante casi 16.000 aficionados franceses que soñaban con la victoria de su representante. "Jugar contra Rafael es como atravesar el desierto del Sahara, ver las colinas al fondo y no poder tocarlas", había dicho Kim.
Pese a todo no fue el mejor partido de Nadal, pues el de Manacor cometió demasiados errores no forzados, y no tuvo la chispa y frescura de duelos anteriores. Al español le costó entrar en el encuentro, quizás porque era difícil abstraerse de tanta felicitación que ha recibido en su onomástica, o porque el rival le llevó también a situaciones límites. Lo cierto fue que Nadal sacó el partido adelante a base de pundonor y también de garra, solventando incluso el incidente con el trozo de plátano que se le atragantó al final del tercer set, y que le hizo llamar al médico del torneo cuando le faltaban tres puntos para liquidar esa manga. Bastaron unos sorbos de agua para que el alimento bajara y Rafael se sintiera de nuevo cómodo.
Ahora le espera el australiano Lleyton Hewitt (14) en el horizonte, campeón del Abierto de Estados Unidos en 2001 y de Wimbledon en 2002, que hoy superó al eslovaco Dominik Hrbaty (22), por 7-6 (5), 6-2 y 6-2, y con el que ha perdido sus tres encuentros, hasta hoy, pero siempre en pista dura: Abiertos de Australia 2004 y 2005, y Masters Series de Toronto en 2004. La jornada resultó especial además para el barcelonés Alberto Martín, campeón júnior de Roland Garros en 1996 al vencer en la final al sueco Bjorn Rehnquist, que ha necesitado diez años para lograr su mejor resultado en París al clasificarse hoy por primera vez para los octavos de final tras derrotar al belga Olivier Rochus después de casi cuatro horas de agotadora lucha.
"Estoy muy contento después de tantas decepciones aquí", señaló Beto, que se impuso por 7-5, 4-6, 6-7 (5), 6-1 y 6-4, "porque cuando pierdes en estas pistas lo pasas muy mal. Es un torneo que lo quieres hacer bien. Además después de ganar el junior aquí tenía esperanzas, pero he tenido que esperar mucho tiempo para ello. Pero aquí estoy ahora y espero seguir adelante". Beto se medirá con el francés Julien Bennetau que derrotó al checo Radek Stepanek, novio de la suiza Martina Hingis, por 5-7, 7-5, 7-6 (8) y 6-3.
La jornada la completó el alicantino Rubén Ramírez Hidalgo, de 28 años, 79 del mundo que dio la gran sorpresa al eliminar a su paisano, David Ferrer, cuarto finalista el pasado año y 15 favorito, y a quien nunca antes había logrado ganar en cuatro encuentros. Rubén, entrenado por Felipe Beneroso, ganó por 7-6, 7-5 y 6-4, y espera un rival que saldrá del encuentro entre el argentino Juan Monaco y el croata Ivan Ljubicic (4). Mientras, Anabel Medina, la última española que quedaba en liza de las siete que comenzaron, cayó en la tercera ronda, ante la belga Kim Clijstes, segunda favorita, por 6-3 y 6-4 en 79 minutos.
El poderío de la jugadora belga, finalista en 2001 y 2003 en París, quedó patente en el partido contra la española, que en un arranque esperanzador se puso con 3-1 arriba en el primer set. Luego la derecha de Clijsters comenzó a funcionar mejor y la belga enlazó cinco juegos consecutivos para cerrar esa primera manga. La segunda mucho más igualada, pero Clijsters logró romper en el noveno juego y apuntilló luego con su servicio, tras salvar de forma contundente dos bolas de ruptura