Tras un año 2009 aciago, Nadal está completando la mejor temporada de su carrera y aspira a igualar su glorioso 2008, en el que encadenó Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico en Pekín. Después de sellar una temporada inmaculada sobre la tierra batida con triunfos en Montecarlo, Roma, Madrid y Roland Garros, el mallorquín aspira a reinar de nuevo en Londres.
"Será raro no jugar la final contra Federer", admitía Nadal tras su pase a la final, poniendo así de relieve la extrañeza que invade el All England Club porque el suizo no podrá aspirar a su séptimo Wimbledon. Ambos protagonizaron una de las más bellas batallas en la historia del tenis en la final de 2008, la tercera sucesiva que disputaron en Londres tras las dos que se apuntó el suizo.
De hecho, sólo Mariano Puerta y Robing Soderling, en sendas finales de Roland Garros (2005 y 2010), han ocupado el lugar de Federer en una final de 'Grand Slam' con presencia del balear. En su décima final de un 'grande', Nadal se medirá a Tomas Berdych, uno de los pocos tenistas que ha logrado desquiciarle.
Fue en el Masters de Madrid 2006, cuando el checo mandó callar al público y Nadal perdió el encuentro acusando a su rival de ser "muy malo". Desde entonces han suavizado su relación, pero el español no olvida en la pista aquella afrenta y le ha ganado en sus seis siguientes enfrentamientos directos, el último este mismo año en Indian Wells.
Sin embargo, el checo, semifinalista en el pasado Roland Garros, ha subido el escalón que separa a una eterna promesa de un serio aspirante a la gloria. Sus rotundas victorias frente Federer y Djokovic, con un parcial de 6-1 en sets, le acreditan como candidato una vez superado el mal trago de tercera ronda, donde el uzbeco Denis Istomin le obligó a una remontada en cinco parciales.
Con todo, el mayor enemigo de Nadal parece él mismo, en concreto una vieja tendinitis que ha reaparecido durante el torneo y que le obligó a disputar cinco sets frente a Robin Haase y Philipp Petzschner. Sin embargo, el mallorquín se mostró totalmente recuperado en semifinales, donde arrolló al ídolo local Andy Murray y mostró la autoridad que se le presupone al número uno mundial. Nadal espera repetir actuación en su cuarta final sobre la mítica hierba londinense.