L D (Agencias) "Será muy positivo igualar los resultados de este año porque he participado por cuarta vez en el Master, he ganado tres torneos y he llegado con el equipo español a la final de la Copa Davis", asegura Carlos Moyá, ganador de 14 títulos de la ATP y número 7 del mundo.
Pero, por encima de todos sus objetivos, el balear tiene un sueño "especial" para el próximo año. "Puestos a pedir, querría ganar en París, sería algo increíble".Así defiende Moyá uno de sus retos para el próximo año y centra en Roland Garros, torneo en el que consiguió la victoria en 1998, buena parte de sus ilusiones.
La nueva campaña también tendrá una reválida especial para el mallorquín en la Copa Davis, torneo en el que Moyá se ha confirmado en el último año después de ganar los seis partidos que disputó, con lo que destierra las dudas que se cernían sobre su figura en la lucha por la Ensaladera de Plata. "Yo siempre me he sentido capaz de jugar la Copa Davis y, aunque el año que se ganó yo no pude disputar ninguna eliminatoria, pienso que he respondido bien siempre que se me ha requerido", defiende el tenista mallorquín, quien considera que las tres últimas victorias con el equipo nacional le han dado la razón.
Moyá no entiende el significado de la palabra miedo cuando se habla de la Davis, un torneo "especial y diferente" que en su opinión está marcado por los nervios que supone representar al país y, en parte, por la presión a la que se ven sometidos. "Seguramente se está acostumbrando mal a la gente y se nos exige demasiado, pero creo que tuvimos una derrota bastante digna con Australia aunque el público siempre quiere la victoria". Así, el tenista basa la derrota contra los australianos en su buen juego, -"son el mejor equipo del mundo"-, y en la superficie de hierba, -"es la peor que nos va"-, pero rompe una lanza en favor del equipo español que, a su juicio, demostró que puede ganar la Copa Davis "incluso jugando fuera".
Por el contrario, Moyá deja aparcada para 2004 la oportunidad de acudir a Wimbledon, torneo en el que no ha tomado parte en las dos últimas ediciones por molestias en un hombro y en la espalda. Aún así, se siente capaz de jugar en hierba como demostró con su victoria ante Philippoussis en la final de la Davis, jugada en la misma superficie. "Ahora le hago más caso al cuerpo y cuando me da avisos trato de descansar, porque esta temporada ha sido muy dura, apenas he tenido días de descanso y ya estamos entrenando para el año que viene, por lo que dudo que participe en Wimbledon", asegura.
Con "muchas ganas" acudirá a su cita en el Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada y torneo que le permitió "saltar a la elite" en 1997 y por el que siente una especial predilección. "Siempre me han tratado muy bien allí y le tengo mucho cariño al torneo, pero llega demasiado a principio de temporada", puntualiza. En este sentido, la posibilidad de cambiar el calendario, que podría llegar en los próximos años y que reduciría el número de competiciones, sería positiva, según Moyá, sobre todo en el caso del Abierto australiano. "Es una competición demasiado importante como para ser el segundo torneo del año, así que deberían cambiarlo. Sería lo mejor para los jugadores", sentencia.