L D (EFE) "Nadie de los aquí presentes hubiera dicho al comienzo de la temporada que la final de la Liga de Campeones la iba a jugar el Mónaco contra el Oporto", decía el entrenador portugués ante la prensa deportiva internacional congregada en Gelsenkirchen.
Mourinho matizaba diciendo que para él jugar bien no significa descuidar la defensa y el planteamiento táctico y "practicar una política de puertas abiertas". "Un partido táctico también puede ser espectacular", dice el entrenador, cuyo equipo ha tenido la mejor defensa de la Liga de Campeones. Según el portugués, los dos rivales de la final tienen muchas cosas en común empezando porque ambos llegaron a Gelsenkirchen gracias al trabajo de grupo que, dice, "es la única forma como se puede llegar tan lejos cuando no tienes a los cinco o diez mejores jugadores del mundo".
Pese al significado innegable del partido, que Mourinho define como "el partido más importante del mundo a nivel de clubes", el entrenador portugués considera clave que sus jugadores logren controlar sus emociones de cara al compromiso y que jueguen como siempre han jugado. "Le he dicho a mis jugadores que ahora lo único que les puedo pedir es que seamos fieles a nosotros mismos y juguemos como siempre hemos jugado", señala Mourinho. "También les dije, y se los digo siempre antes de un compromiso importante, que no se puede ganar un partido así si no se controlan las emociones", añade.
Mourinho se negaba a responder preguntas sobre su presunta vinculación al Chelsea inglés alegando que de momento toda la concentración tenía que estar dedicada a la final. "Hemos trabajado dos años para llegar hasta aquí y ahora tenemos que hacer todo para ganar el título", concluyó el entrenador portugués.
Mourinho matizaba diciendo que para él jugar bien no significa descuidar la defensa y el planteamiento táctico y "practicar una política de puertas abiertas". "Un partido táctico también puede ser espectacular", dice el entrenador, cuyo equipo ha tenido la mejor defensa de la Liga de Campeones. Según el portugués, los dos rivales de la final tienen muchas cosas en común empezando porque ambos llegaron a Gelsenkirchen gracias al trabajo de grupo que, dice, "es la única forma como se puede llegar tan lejos cuando no tienes a los cinco o diez mejores jugadores del mundo".
Pese al significado innegable del partido, que Mourinho define como "el partido más importante del mundo a nivel de clubes", el entrenador portugués considera clave que sus jugadores logren controlar sus emociones de cara al compromiso y que jueguen como siempre han jugado. "Le he dicho a mis jugadores que ahora lo único que les puedo pedir es que seamos fieles a nosotros mismos y juguemos como siempre hemos jugado", señala Mourinho. "También les dije, y se los digo siempre antes de un compromiso importante, que no se puede ganar un partido así si no se controlan las emociones", añade.
Mourinho se negaba a responder preguntas sobre su presunta vinculación al Chelsea inglés alegando que de momento toda la concentración tenía que estar dedicada a la final. "Hemos trabajado dos años para llegar hasta aquí y ahora tenemos que hacer todo para ganar el título", concluyó el entrenador portugués.