Para un Madrid galáctico y mediático se debe comenzar por el banquillo. Ésta debe ser la idea de Florentino Pérez cuando ha decidido apostar tan enérgicamente por Jose Mourinho. Al portugués le viene como anillo al dedo un club como el Madrid empeñado en volver a épocas gloriosas cueste lo que cueste. El dirigente blanco está dispuesto a ofrecer a Mourinho, ni más ni menos, que cuatro temporadas de contrato, una cifra exagerada en los tiempos que corren.
Con la inminente destitución de Manuel Pellegrini se cierra una etapa en la presidencia de Florentino. Cuando decidió cambiar a Vicente del Bosque por Carlos Queiroz, la idea era que el Real Madrid necesitaba entrenadores de ‘perfil bajo’ para ceder todo el protagonismo a sus jugadores. Ése también era el caso del chileno, que ha pasado por la casa blanca sin hacer una mala declaración y acribillado por la prensa.
Sin embargo, Mourinho no va a comulgar con la manera de hacer las cosas que ha tenido hasta la fecha el Real Madrid. Cuando llegó Pellegrini, el chileno dejó muy claro que contaba con Roben y Sneijder en su plantilla; días después ya estaban fuera del Bernabéu, hecho que jamás toleraría el de Setúbal. Además, el luso quiere un control absoluto en las altas y las bajas de la plantilla, situación que choca con la labor de Jorge Valdano. El argentino ha sido el que más apostó por Pellegrini y Florentino le ha vuelto a desoír. Mourinho no se dejará vilipendiar por los directivos y querrá tener mando absoluto en el vestuario.
El portugués ya lo ha dejado claro tras levantar la Champions con el Inter: "Quiero hacer historia y ganar la competición con tres clubes diferentes". Y es que fichar a Mourinho es apostar por caballo ganador. Massimo Moratti, presidente del Inter, lo sabía. Hartos de ganar Scudettos, el magnate del petróleo apostó por el luso para volver a llevar al Inter a lo más alto de Europa. Y lo ha conseguido. Mourinho saldrá con la cabeza alta de Milán, como ha salido de todos sus clubes, para poner rumbo al Real Madrid.
En el equipo nerazzurro sólo ha confirmado lo que venía haciendo en los clubes donde entrenaba: ganar Ligas y ser competitivos en Europa. Con Oporto, Chelsea e Inter conquistó dos Ligas en cada club haciendo de sus estadios un feudo inexpugnable. Y es que el de Setúbal abandonará el Calcio sin haber perdido ningún encuentro en el Giuseppe Meazza, al igual que le sucedió en Stamford Bridge. Además, la relación con todos los jugadores a los que ha dirigido es exquisita. Ha logrado que nadie que haya trabajado a su lado diga ni una sola palabra mala de su entrenador. Sólo hay que ver cómo sus jugadores se abrazan y festejan a él cuando ganan algún título.
A falta de que Florentino encuentre su Guardiola en el Madrid, ha mirado hacia el país vecino para encontrar un entrenador que pueda hacer sombra al de Santpedor. El presidente del Madrid ya tiene a su galáctico en el banquillo.