Después de un arranque de temporada en el que Ferrari parecía estar a la altura de Mercedes, las cosas han vuelto a la dinámica que venimos viendo desde hace ya unos años en el garaje de Maranello. Dinámica que hizo que Fernando Alonso abandonara los colores rojos para buscar otro proyecto que lo llevara al primer peldaño del podio. De momento, el asturiano está lejos de los puestos de privilegio, pero no erró cuando diagnosticó que Ferrari todavía no estaba preparado para volver a las primeras posiciones de la Fórmula 1.
Singapur, Malasia y ahora Japón... la gira asiática está siendo una auténtica pesadilla.Sobre todo para un Vettel que se ha visto no sólo relegado de la primera posición de la general de pilotos, sino sobre todo porque se ha tenido que enfrentar a un coche que falla de forma aleatoria: primero la caja de cambios, luego la falta de potencia. Y lo peor es que en sendos fallos el equipo se mantuvo perdido sin hallar ni una explicación ni, lo que es peor, una solución.
Ahora Sebastian Vettel no depende de sí mismo si quiere ganar el Mundial, sino que para tener alguna opción debe esperar el error de Mercedes, si es que se produce, para poder volver a entrar en liza. Pero cuando lo haga, y lo ha comprobado en Japón y Malasia, tendrá enfrente no sólo a las flechas plateadas, sino también a los Red Bull, que han recuperado la distancia perdida desde el arranque de temporada. El Red Bull funciona, corre y mantiene un buen ritmo de carrera a la altura casi de Mercedes.
Hamilton se ha quedado sin adversario, y eso que esta temporada no está siendo su mejor año. El piloto inglés comenzó con muchas dudas, no menos que su coche que parecía haber perdido parte de la magia que le ha valido ser el coche ganador las últimas cuatro temporadas. Ni su compañero de equipo, Valtteri Bottas, demasiado regular, ni el resto está consiguiendo inquietar a un Hamilton que sigue batiendo récords en la consecución de poles y de carreras ganadas. El inglés ha conseguido alejar de sus intereses a los Ferrari, aunque, siendo sinceros, no ha tenido que hacer nada para mantenerles lejos, pues ellos solos se han perdido en un nuevo desierto.
Pese a que no me gustaría que Ferrari, con Vettel en sus filas, ganara el Mundial, tengo que admitir que ya aburre ver al Mercedes arrancar, irse y ganar. Aburre y va en contra de los intereses de la misma F1, que busca que este deporte recupere parte de la competitividad y emoción de hace unas décadas, y eso pasa porque haya una mayor igualdad entre los distintos equipos.
Es verdad que el Mundial no está decidido matemáticamente, pero Ferrari sabe que será muy difícil, casi imposible, recuperar los puntos que han perdido en las carreras que han terminado viendo desde el muro.