Un balón de oxígeno para McLaren-Honda
Han hecho falta nueve grandes premios para que Fernando Alonso sumara su primer punto en el presente campeonato, y si lo ha sumado no ha sido por un mejora en la fiabilidad y el rendimiento en el McLaren- Honda, sino por un cúmulo de circunstancias como el elevado número de abandonos y la lluvia. Que el equipo está mal es algo que ya nadie, ni los propios pilotos, pueden disimular y la escasez en la consecución de logros se está empezando a notar, también, en el rendimiento de los mecánicos e ingenieros a los que este fin de semana les ha faltado algo de concentración y tino.
El sábado se equivocaron en la colocación de los neumáticos en el monoplaza de Fernando Alonso y el domingo, además de adelantar demasiado el cambio de los neumáticos ante la aparición de las primeras gotas de lluvia, los mecánicos se eternizaron hasta alterar los nervios de cualquiera cuando tuvieron que cambiar el morro del coche de Alonso, tras el choque con Grosjean en las primeras vueltas.
Cuanto todo el mundo empieza a sentir desdén, pierde la concentración y el problema puede llegar a no tener retorno y enquistarse. Pero el décimo puesto del piloto asturiano ha salvado los muebles este fin de semana en el que Jenson Button no llegó a completar ni siquiera un giro debido al mismo choque en el que se dañó el morro del monoplaza de su compañero.
Alonso lo sabe y, ante sus primeros puntos en el casillero, ha querido tirar de nuevo del equipo asegurando, con el optimismo que le caracteriza en los últimos tiempos, que lo peor ha pasado y que ahora toca mejorar. Más que confianza esto empieza a ser una cuestión de fe, y seguro que más de uno ha rezado antes de dormir para que la última evolución que Honda tiene preparada para el Gran Premio de Hungría sea la acertada, la que les permita, al menos, pasar a la Q2 y estar más cerca de los puntos en cada carrera.
Yo no dejo de creer, pero arranques de temporada como el de este año de McLaren-Honda son de los que hacen que pierdas la fe.