Un abandono y una traición
De vuelta a casa de los entrenamientos en Jerez de MotoGP me imaginaba qué habría pasado en Malasia. Segunda parada del Mundial de Fórmula 1, y primera opción seria de Alonso de hacerse con la victoria en este 2013. Pero la expectación duró poco. Se apagan los semáforos rojos, buena salida de Fernando, que incluso lucha con Vettel por el liderato, pero en la frenada toca el monoplaza del alemán y su alerón delantero queda dañado.
Primera polémica. ¿Fue un fallo del español o, como dice Fernando, Vettel se quedó parado en la curva? Esta pregunta no tendría sentido, nadie se la hubiera planteado, si el incidente hubiera tenido otro desenlace. Y es que Alonso, o Ferrari, o los dos a la vez, decidieron no parar para reparar el alerón.. Sin duda, es una decisión de quien sólo piensa en ganar la carrera, confiando quizás en el buen feeling que el español ha tenido siempre en Malasia.
Pero esta vez la suerte no acompañó, y sólo unos metros después de pasar la entrada al pit lane el alerón del Ferrari de Alonso dijo basta. Un auténtico jarro de agua fría, el primer cero de la temporada, que si bien es larga, se decide por pequeñas diferencias, pocos puntos.
Fernando se lamentaba por lo ocurrido y lamentaba también no haber estado en una carrera a la que no le han faltado alicientes. Baile imparable de paradas, lluvia, sol, adelantamientos por todas las posiciones y, sobre todo, una gran polémica, la surgida en Red Bull. El niño mimado de la escudería austriaca, Sebastian Vettel, se reveló ante las órdenes de equipo y le disputó a su compañero, Mark Webber la primera posición. El piloto alemán ya se ha disculpado, pero los puntos ya nadie se los quita. Las caras en el equipo durante el podio fueron un poema.
Dicho esto, y a pesar de las dos preciosas batallas que nos brindaron ambos pilotos, Sebastian Vettel ha quedado retratado en este Gran Premio de Malasia del que sale líder del Mundial, con tres semanas por delante hasta llegar a China. Mucho que mejorar y que recapacitar en el garaje de Red Bull, que siempre ha presumido de la equidad de oportunidades que da a sus dos pilotos.
Lo ocurrido en Ferrari, en Red Bull y también en Mercedes, donde hubo ciertas órdenes de equipo, es un síntoma de nerviosismo. Nadie quiere quedarse atrás en la carrera por el título. Pero estos tres equipos por lo menos han comprobado que pueden disputar el título. Otros todavía buscan la manera de no descolgarse. Y me refiero sobre todo a los McLaren, desaparecidos y sin un rumbo claro. Con alivio debe estar viendo la situación Lewis Hamilton, que ha logrado en Malasia su primer podio con Mercedes. Aunque el piloto inglés no se ha olvidado del todo de su anterior equipo. Hamilton protagonizó la anécdota de la carrera cuando se equivocó y paró para cambiar neumáticos en el box de McLaren.
Ahora todos los equipos disponen de tres semanas para analizar lo hecho hasta ahora y mejorar sobre todo el binomio coche y neumáticos.