La lluvia les puso nerviosos el sábado durante la clasificación en la que perdieron su oportunidad de conseguir la pole. Una oportunidad que aprovechó, como siempre hacen, sus rivales de Mercedes que pronto vieron que el agua era el único elemento a su alcance para superar a los Ferrari, ligeramente superiores en el trazado belga.
Pero la lluvia se marchó el domingo y las cosas volvieron a su sitio. Ni una vuelta le hizo falta a Sebastian Vettel para colocarse a la cabeza de la carrera y así siguió hasta el final, sin opciones para el resto y sobre todo para Lewis Hamilton que pese a todo, no le fue demasiado mal. La pronta eliminación de Raikkonen por un pinchazo, consecuencia del accidente que provocó Hulkenberg en la primera curva, y que hizo volar a Alonso y dejó KO no sólo al piloto finlandés sino también al australiano Ricciardo le puso las cosas más fáciles al todavía líder del Mundial que sólo tuvo que protegerse de Max Verstappen.
‘¡Por fin!’ debieron pensar en Ferrari, ‘una oportunidad que no se nos ha escapado’, de lo contrario hubiera sido decisivo para el desenlace del Mundial. Y además, la próxima cita tendrá lugar en casa del cavallino rampante, en el gran templo de la velocidad que es Monza. Allí Hamilton volverá a sufrir, el propulsor Ferrari acapara más potencia para las largas rectas del trazado italiano, pero puede permitírselo, tiene margen hasta su llegada a la gira asiática donde los circuitos les serán más favorables.
En cualquier caso, Ferrari en general y Vettel en particular pueden respirar después de la victoria en Spa, a ver si el piloto alemán se relaja un poco y deja de hacer gala de sus malos modales, incluso con su gente. Conocidas son las declaraciones que se hicieron públicas el sábado y que dejaron en evidencia las malas formas de Vettel con sus propios mecánicos después de perder la pole frente a Mercedes. Yo no digo que Vettel no sea buen piloto, pero me cuesta empatizar con un deportista que se cree que corre sólo, que todos le deben pleitesía y que no admite el error propio, pero sí enseguida el ajeno.
Ya me fastidia que pilotos tan grandes como Alonso se vean obligados a salir de la F1 por falta de coche y otros, con ese temperamento y falta de deportividad como Vettel, se queden. Así es la vida y hasta los mejores necesitan que la suerte les sonría.