Ya no son ni los más fuertes, ni los más rápidos, aunque siguen siendo los más listos. Ferrari ha demostrado durante la primera mitad del campeonato que lo han conseguido, han hallado la tecla que les ha colocado no ya al mismo nivel de Mercedes sino incluso por delante. Pero pese a ello, los del cavallino rampante siguen por detrás en la clasificación. El equipo de la flechas plateadas arrancó el campeonato con muchos problemas para adaptar los nuevos compuestos de Pirelli a su rendimiento, y el motor ya no tiene tanta capacidad de mejora como le hemos reconocido en anteriores temporadas. El modo fiesta ya no sirve para celebrar nada, si no más bien para salvar los muebles ante la mancha roja que les persigue.
A Lewis Hamilton y a Valtteri Bottas les salva ese don natural que tiene Ferrari para fallar en los momentos decisivos y lo demostraron en Hungría. Ni la estrategia, ni las paradas en box estuvieron acertadas; fueron incapaces de sacar el máximo provecho de su monoplaza siendo este el mejor coche en pista.
Con Vettel demasiado nervioso, como pudimos comprobar en su gran premio de casa, en el GP de Alemania, y con Raikkonen puesto al servicio del piloto alemán, Ferrari busca ahora la quietud y la serenidad tal y como ha pedido Maurizio Arrivabene, quien no da nada por perdido y pide tranquilidad y determinación al equipo. Queda mucho, pero no se pueden cometer más errores y Ferrari no es nuevo en esto; los nervios y las imprecisiones no les deberían estar permitidos si quieren de verdad vencer al mejor equipo de Fórmula 1 de la última década.
Y la pregunta está encima de la mesa, ¿cuánto tiempo será capaz Mercedes de contener a Ferrari? ¿Cuánto tiempo podrá Bottas cubrir los huecos hasta el imposible, partirse la cara para dejar a Hamilton pista limpia o salvar los muebles cuando el británico no está inspirado? El piloto inglés es el mejor del momento y no conduce el mejor coche del momento, y se nota en sus conversaciones de radio, pero sigue teniendo el carisma y el talento para hacer grande lo que parece estar menguando, el rendimiento de Mercedes.
Pirelli, quien les trajo de cabeza al inicio de la temporada, puede ser ahora el salvavidas del equipo alemán que ha aprendido a conservar unas gomas que montadas en el monoplaza italiano parecen consumirse con mayor facilidad.
Será un final de campeonato muy apretado con mucha igualdad así que parece evidente que el más regular, el que menos se equivoque, será quien se lleve el gato al agua. Pero una cosa está clara: ya han quedado atrás esos domingos en donde los Mercedes parecían estar en otra división e incluso en una categoría superior, las fuerzas se han igualado al menos con Ferrari, que busca destronar a los reyes de la Fórmula 1 en el último lustro.