El piloto asturiano dijo el sábado tras la clasificación que su objetivo era poder cruzar la línea a cuadros, es decir, poder terminar la carrera. En ese caso, sí, Fernando Alonso ha cumplido su objetivo. Pero estando los Ferraris donde están la decimosegunda posición de Alonso y sobre todo el rendimiento del McLaren- Honda resulta un poco humillante para el español que ha tenido que ver como su anterior compañero de equipo, Kimi Raikonnen le doblaba en pista.

Esta semana decía Ron Dennis, el jefazo del equipo donde sufre ahora Fernando Alonso, que la escudería anglo japonesa ganaría una carrera antes de lo que la gente se espera, y lo cierto es que hay muy poca gente que crea que este equipo, nacido desde la leyenda pero sin mimbres para estar arriba, pueda en algún momento de la temporada inquietar a los cuatro coches que se disputan las primeras posiciones.

Esto huele a travesía por el desierto pero para toda la temporada y ojala me equivoque. Tocará sufrir viendo a Fernando con un coche equiparable a los Manor, es decir a los últimos. Tocará sufrir viendo a Vettel hacer correr un coche que ha estado en el letargo los últimos cinco años. En definitiva, tocará sufrir. Como ha sufrido también Carlos Sainz, que ha tenido que luchar en China contra un coche que no tenía muchas ganas de revolucionarse y contra un circuito que tal y como ha quedado demostrado no le va a los motores Renault, muchos de los cuales han terminado la carrera en los garajes.

En China además de constatarse el abismo que existe entre McLaren y los equipos competitivos de la parrilla también se ha confirmado la mejora de los Ferrari que si bien no han podido superar en esta ocasión a los Mercedes han estado cerca, presionándoles y enseñando su potencial. Este año el Cavallino Rampante ocupa el puesto dejado por Red Bull, es decir, son los únicos coches que pueden llegar a inquietar a los Campeones del Mundo y a Lewis Hamilton que parte como favorito. Mercedes no podrá relajarse si no quiere ver peligrar su dominio, aunque siendo objetivos al equipo de la flechas plateadas todavía le queda mucha capacidad de mejora como para ponerse nerviosos.