Mucho trabajo para Alonso en el arranque de pretemporada
Este fin de semana hemos visto por fin el estreno oficial de Fernando Alonso a los mandos del Alpine A521 en el circuito de Sakhir en Bahrein. El asturiano, que todavía debe algunas declaraciones a los periodistas tras su ausencia en la presentación de su equipo, tenía claro desde primera hora cuáles eran su prioridad y su trabajo: pilotar y probar, probar y pilotar. No pudo estar en la puesta de largo de Renault, debido a la recuperación por los daños causados por el atropello cuando montaba en bicicleta en Suiza, pero en esta ocasión, y como viene siendo costumbre, Alonso ha acaparado todos los focos de atención.
Todo el mundo quería ver al bicampeón del mundo salir del garaje, verle rodar y comprobar qué tiempos era capaz de hacer. Y es que pasan los años y el magnetismo del piloto español, en lugar de perder fuerza, crece a un ritmo considerable, consiguiendo eclipsar el mejor tiempo de Bottas con el Mercedes, el debut de Sergio Pérez con el Red Bull o los tiempos de podio logrados por Carlos Sainz con su nuevo Ferrari. Pese a que Alonso es conocedor del interés que suscita, él siempre suele responder de la misma manera: él va a lo suyo, a dar vueltas, a probar y a ayudar al equipo a que el coche sea lo suficiente competitivo como para pelear por algún podio durante el Mundial, y lo va a tener que seguir haciendo si echamos un vistazo a cómo ha quedado la tabla de tiempos.
Aunque es muy difícil sacar alguna conclusión de los entrenamientos de pretemporada, ya que cada escudería prueba cosas muy distintas y las cargas varían —también el combustible o los neumáticos—, sí que podemos extraer algunas sensaciones como que los Red Bull, con la solución que han dado a la reducción de cargas, parecen los mejor preparados para luchar con Mercedes. Las flechas de plata se han dejado ver en Sakhir marcando los mejores tiempos, mientras que otras escuderías han desaparecido como el Guadiana.
En cualquier caso, que nadie se engañe: desde el primer momento que Alonso fichó por Renault —ahora Alpine— e incluso conocimos el fichaje de Sainz por Ferrari, sabíamos que tal y como estaba el reglamento y los coches, las aspiraciones eran limitadas. Hasta que la nueva normativa técnica y deportiva no cambie —algo que debería ocurrir el próximo año—, el equilibrio de fuerzas —o, mejor dicho, el dominio de Mercedes— está prácticamente asegurado. Pero el solo hecho de ver de nuevo a Fernando Alonso en la parrilla de los domingos y a Sainz vestido de rojo, creo que ya es un gran aliciente para la afición española, que aún sueña con los años dorados que nos regaló el Guaje en 2005 y 2006.